Colocar a un ganador de un Oscar como Christopher McQuarrie (por el guión de la espléndida Sospechosos habituales (Bryan Singer, 1995)) suponía darle a esta saga, rentable aunque no en exceso, un toque “maestro” que haría resurgir lo mejor de cada casa. Así ha sido, y aunque el guión de Misión Imposible – Nación secreta esté a la altura de los mejores thrillers de acción, no deja de estar anquilosado en un género que, gracias a titulos como éste, se mantiene muy en forma.
La alianza entre McQuarrie y Cruise, ya dió sus frutos con la irregular Jack Reacher (2012), en donde Cruise emulaba con menos acción y más cabeza, a otro perro pero con distinto collar. Pasada aquella cinta y con vistas a iniciar una nueva saga (por aquello de si ésta que nos atañe no funciona más), ambos han decidido volver a colaborar juntos con esta quinta entrega de una serie iniciada hace ya casi veinte años, por un tal Brian De Palma. Una saga que, bebiendo de sus inicios en aquella serie televisiva, consigue lanzar y relanzar (y sigue haciéndolo) una y otra vez, la carrera de la superestrella eterna, Tom Cruise.
Misión Imposible – Nación secreta, es una cinta con más toques de thriller clásico que de acción contemporánea, pero se mantiene continuista en muchos otros aspectos, con respecto a las cuatro cintas anteriores. Quizá sea esto lo que más llame la atención en una industria en donde parece que prima más el espectáculo que la propia esencia del género que se toque.
No es nada del otro mundo, la taquilla manda, pero Cruise sabe perfectamente cómo tiene que cuidar a su pequeña y con McQuarrie se ha asegurado una buena posición con los seguidores. Quizá sea la cinta más fría de todas, pero también la que mejor guión contiene.
Es una historia muy clásica, con numerosos homenajes a toda la saga (la “pata de conejo”, la lista de agentes, el villano que quiere todo…). ¿Alguien dijo broche final?, no lo creo. Todos sabemos que esta saga puede dar mucho más y aun nos tiene que dejar mejores entregas. La visión de espectáculo de Cruise siempre es agradecida (no suele descuidar los fondos) y mientra él esté en ella, podemos estar tranquilos.
Apoyado por sus “amigos”, tales como Ving Rhames, Jeremy Renner, Simon Pegg (que sigue apostando por dar a la película su toque cómico), y con los nuevos rostros de Alec Baldwin, Sean Harris (un villano algo descafeinado; será dificil superar a Philip Seymour Hoffman)) o la actriz de origen sueco Rebecca Ferguson, la historia se apoya en cuatro “set pieces” de acción, impecablemente rodadas, que unifican un conjunto sólido, entretenido y sin duda, apto para todo aquel que entre (o haya entrado ya) en el juego de la saga.
McQuarrie ha firmado una buena entrega, con apenas novedades, pero con un texto mucho más interesante que las anteriores. Con él, también nos queda claro que la saga todavía sigue teniendo tirón.