Scott Mann se enfrenta a su quinto largometraje con Fall (2022) una vertiginosa historia (en el sentido más literal de la palabra) en el que el realizador británico se enfrenta al desafío de colocar sólo a dos personajes en un minúsculo espacio para contar una historia.
Scott Mann vuelve a hacer tándem con Jonathan Frank en el guion. Juntos han colaborado en las anteriores películas de Mann, prácticamente todas ellas con un ligero aroma ‘direct to video’ a pesar de que contaban con estrellas de la talla de Pierce Brosnan o Robert De Niro, y de que incluso llegaron al circuito de salas. Ahora, Mann se propone un desafío, contar una historia sencilla y simple (no hay duda) sólo con dos personajes y en lo alto de una torre. La premisa, al menos llama bastante la atención.
Hay tres ejes sobre los que se cimenta la película, y aunque hay cierto equilibrio entre ellos y una coherencia sólida, al final siempre prevalece uno sobre los demás. Por un lado, el drama de la protagonista, mezclado con una historia sobre el dolor, el miedo y cómo superarlos. Aunque no se lleva el peso de la película si que resulta indispensable como elemento detonante para toda la acción. En este pilar nos encontramos uno de los rostros más conocidos de todo el reparto, Jeffrey Dean Morgan.
Por otro lado, el suspense. No hay duda de que la película juega bastante bien con él, con escenas bien rodadas y resueltas de forma bastante creíble. Aunque la película tampoco pretenda ser excesivamente rigurosa, tampoco hay demasiadas licencias que nos saquen de ella continuamente. Aquí hay que romper una lanza en favor tanto de Mann como de su compañero Frank, que han construido una serie de escenas, de ‘set pieces’ en un espacio tan reducido que hacen que la película resulta bastante entretenida.
Y cierra el triángulo, la acción. La película no es que tenga precisamente demasiada, ya que la situación tampoco da para mucha. Pero su combinación con el suspense, la proporcionan un ritmo y una narración que fluye muy bien. Si vamos con la idea de una cinta aburrida y en constante repetición, nos llevaremos una grata sorpresa.
Fall resulta refrescante, sí. Cinematográficamente hablando no es una maravilla, pero como entretenimiento resulta complicado sacarle pegas. Es encomiable el trabajo de no caer demasiado en la repetición a la hora de poner a los personajes en situaciones límite, (a pesar de que es fácil pensar que la historia se estira innecesariamente) pero tampoco resulta complicado sacar comparaciones con algunas cosas ya vistas. Aún con sus lastres y con esa resolución tan pendiente de sorprender, la película se deja ver.