Ya sabemos que Marte necesita madres no se estrenará en los cines de España debido, seguramente, por sus malas cifras en la taquilla americana. Una lástima porque ni siquiera podemos aventurar cual serían los resultados en nuestra taquilla, aunque allá en las Américas no haya hecho ni medio centavo. El caso es que la propuesta de Wells, lejos de intentar emular nuevos cánones en la animación, tampoco es excesivamente acertada, pero si se le atisban algunos puntos muy interesantes.
No tanto la figura del padre ha sido (y es) símbolo de autoridad para todos los niños del planeta Tierra. La madre, esa figura tan icónica como necesaria, es y ha sido siempre, un punto de referencia para muchos de nosotros, a pesar de que en ocasiones suponga (sobre todo cuando somos pequeños) un tremendo obstáculo para nuestros objetivos, casi siempre, sin su consentimiento. Milo es, por tanto, un reflejo claro del niño de hace un tiempo, quizá el de ahora, tampoco está muy claro su tiempo. La relación con su madre, única tutora en este aspecto para él (su padre parece viajar con mucha frecuencia), es realmente necesaria.
El punto de partida de Marte necesita madres es básicamente ese, la necesidad de un niño de tener a su madre para que le guíe en sus primeros pasos, ya no en tanto sea un bebé, sino cuando todavía no se tiene una madurez necesaria como para distinguir lo que está bien y lo que está mal. Milo es un niño, de eso no hay duda, y su necesidad (por tanto la de la historia) es la de estar con su madre, no hay nada ni nadie que se lo impida. Entra así la película en lo que posteriormente no deja de ser un convencionalismo cinematográfico, es decir, una operación de rescate al más puro estilo.
De un nivel técnico espectacular (sólo por eso merecería la pena estrenarla), Marte necesita madres es una aventura para niños, cien por cien. Pero su principal defecto y además de los más críticos, es su guión, flojo o flojísimo y que parece hacer que todo pase de forma apresurada, sin apenas pararnos a ver el paisaje y con toda una galería de personajes bastante planos para tratarse de un producto de animación.
Wells no es precisamente un novato en la animación, se ha hecho cargo de un puñado de varios largometrajes, de hecho salvo La máquina del tiempo (2002), el resto de su filmografía está “dibujada” con títulos de varios tipos y técnicas; y Zemeckis conoce bastante bien la mente de los niños como para jugarles una mala pasada con este producto, mezcla de cinta de acción y película de aventuras, cada una con las dosis adecuadas para los pequeños. En ese aspecto, Marte necesita madres no fallaría ante una audiencia infantil exigente. Su combinación es atractiva, pero el carisma de sus personajes es bastante escaso. Ni siquiera el personaje de Gribble puede levantarla.
A falta de una salida directa al mercado doméstico (esperemos), Marte necesita madres es un producto a medias, falto de un ritmo más continúo y de unos personajes quizá menos “humanizados” y más caricaturizados. Por lo demás no echamos en falta tampoco que Marte necesita madres se imponga como la película del año. Su propósito, suponemos entretener, no es que lo logre tampoco, pero por lo menos si que nos mantiene con cierto interés a lo largo de ella, y eso para los niños ya será todo un logro.
El caso de Marte necesita madres es, cuanto menos, llamativo. Con la producción de un peso pesado como es Robert Zemeckis y su amplia trayectoria en la animación 3D con «mocap» (captura de movimiento), resulta raro que Disney no apueste por ella para su estreno en salas, a pesar de que contaba con fecha de estreno (20 de Abril). Suponemos que su nefasto resultado en la taquilla americana la ha hecho mucho daño. La cinta costó unos 150 millones dólares, y su recaudación mundial no ha llegado a los 40. Creo que está todo dicho.
Es otro caso curioso de una película que, aunque no ha tenido éxito en taquillas si que cuenta con un equipo técnico bastante reconocido y, aun así, no es posible conseguirla de ninguna forma. Marte necesita madres sólo se puede conseguir a través de tiendas de importación, y curiosamente la edición incluye audio y subtítulos en español, aunque no podemos precisar si se trata de audio latino o castellano.
