Anora

Anora
Anora | 2024 Comedia 139
13 de enero de 2025
El amor es un engaño.
Ani trabaja en un club haciendo bailes privados para clientes. Su monótona vida se trastoca cuando conoce a Ivan, el hijo de un oligarca ruso que la propone casarse con ella. Pero lo que parecía una historia idílica de amor se rompe cuando los padres del chaval deciden volar a Estados Unidos para rompe el matrimonio.

Sean Baker (Nueva Jersey, 1971) es un cineasta bastante particular, preocupado siempre por mostrar el lado desfavorecido de la sociedad, pero con un estilo que lo hace inconfundible. Como ya hiciera en trabajos anteriores, el sórdido ambiente de la prostitución vuelve a ser protagonista en Anora, película que parece destinada a llevarse un buen puñado de premios (ya se llevó “el gordo” en Cannes).

La película es una pequeña montaña rusa de emociones, un ciclón que lleva al espectador desde el turbio mundo de los clubs de striptease hasta los barrios más lujosos de Nueva York o Las Vegas. Un paseo de la mano del personaje de Ani (o Anora) interpretado por una magnífica Mikey Madison. A Madison la pudimos ver en Érase una vez… en Hollywood (Quentin Tarantino, 2019) o en la quinta entrega de Scream (Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillet, 2022). No hay duda de que su presencia en, prácticamente en cada escena de la película, permite un lucimiento pleno de esta joven promesa, sin duda el principal reclamo de la película. Elección del propio Baker, que se encargó de hacer el casting personalmente.

Mikey Madison.

Pero a pesar de su buen hacer a nivel de puesta en escena o a nivel de imagen, la historia que nos cuenta tiene sus más y sus menos, y posiblemente cueste entrar en ella de alguna forma. Esta especie de revisión del cuento del príncipe y la cortesana o de aquella Pretty Woman (Garry Marshall, 1990), salvando diferencias, nos lanza a menudo diversas señales sobre los personajes, algunas son más fáciles de captar, pero para otras (como ese final) quizá cueste algo más.

Entre sus elementos, la comedia sin duda es la que más presencia tiene (los tres «matones» georgianos son de lo mejor de la cinta), a pesar de que puede hacerse algo repetitiva en ciertos momentos. La historia, poco a poco va enredándose hasta llegar a un punto en el que asistimos a alguna escena bastante hilarante que podría sacarnos un poco del ambiente tan turbio que trata de plantear la película.

Y es ahí donde principalmente Anora no termina de despegar, en el aspecto dramático o emocional de su historia. Aún teniendo un guion bastante competente, del propio Baker, que siempre escribe él mismo sus textos, echamos en falta algo más de profundidad en todos los personajes que pueblan la historia, empezando por la propia Ani, sobre cuyo pasado no sabemos prácticamente nada (alguna pequeña pincelada, pero no lo suficiente), o de Ivan. Las pocas interacciones que aparecen entre los dos protagonistas de la historia, se resumen principalmente en encuentros sexuales, lo que lleva a no tener la sensación de que realmente exista una conexión emocional entre los personajes.

Mark Eydelshteyn y Mikey Madison.

Este nivel termina desmoronándose a mitad de la película, cuando la historia pasa de ser una “romance story” a una historia sobre la búsqueda de un personaje para resolver una situación. Este giro, aunque está dado con una escena bastante graciosa (la que tiene lugar en la casa del joven ruso) puede chocar con el resto de la película hasta su final.

Y es en los minutos finales donde Anora trata de jugársela y construir (o definir) al personaje que no ha hecho durante las más de dos horas de metraje anteriores. Un personaje totalmente perdido en la vida, casi abnegado y resignado a la que tiene y cuya vulnerabilidad busca comprensión y amor en, prácticamente, la primera persona que muestre algo de empatía por ella.

Así, Anora es una película que no se hace excesivamente larga, cuenta con una protagonista absolutamente maravillosa, una historia con unos cuantos matices a los que a veces cuesta llegar, pero que en el fondo es un buen ejemplo de que todavía hay cine interesante por ver.

Mikey Madison brilla en una historia de emociones encontradas.
★★★★

Dirección
Sean Baker
Guion
Sean Baker
Dirección de fotografía
Drew Daniels
Música
Joseph Capalbo
Montaje
Sean Baker
Formato
2.39:1
Nacionalidad
USA
Distribución
Universal Pictures
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