Religión y cine, una combinación que ha dado múltiples alegrías y tristezas tanto al público como a la crítica. Pero si intentamos dar una vuelta de tuerca y a esto le añadimos un toque de thriller (no terror, que en Hereje no hay mucho), nos puede salir un resultado interesante.
Es lo que se han propuesto Scott Beck y Bryan Woods, directores responsables de este thriller “religioso” y de la saga Un lugar tranquilo. De su mente también vimos la menos notable 65 (2023) y la cinta de terror La casa del terror (Haunt) (2019). No hay duda de que las ‘horror movies’ y el suspense son dos terrenos por los que estos jóvenes, que se conocieron rodando cortos juntos, se mueven como pez en el agua.
Si tuviéramos que decir sobre qué pivota la historia de Heretic (Hereje), habría que mencionar sin duda al personaje del señor Reed, maravillosamente interpretado por un Hugh Grant a quien prácticamente no hemos visto nunca en un papel de este estilo. Le habremos visto en algún papel de villano, pero bastante descafeinado, pero aquí el británico aporta algo más con ese ‘charming’ que le caracteriza y del que le es difícil desprenderse.
Y es precisamente su personaje quien da un verdadero motivo a Heretic (Hereje). Sus dos jóvenes protagonistas mormonas, las actrices Sophie Thatcher y Chloe East (criadas en este ambiente en su vida real) se las ven con este personaje, cuya motivación es cuestionar constantemente cualquier tipo de fe que se ponga en su camino. Si bien es cierto que hay cosas que en el guion de la dupla Beck/Woods no están muy bien explicadas o, directamente, van por el camino fácil, el resto de su ejercicio resulta bastante interesante y digno.
Una verdadera crítica a la fe, ¿una apología del ateísmo? Aunque al final este sugerente planteamiento se vea opacado en ocasiones por escenas un tanto hilarantes, el compendio que resulta tras verla es bastante satisfactorio. Y es que la película tiene unas equilibradas dosis tanto de drama como de thriller. Es una cinta que se acerca, de alguna forma, al Shyamalan primigenio, en donde la tensión se va creando a través de diálogos, no sólo a través de la imagen.
La cinta nos propone un particular ‘laberinto’ en donde los personajes (las dos protagonistas) debe escapar de su ¿captor? que además intenta abrirlas los ojos para hacerlas ver su particular visión del mundo (un personaje hastiado de tanta creencia, de tanto extremismo, de tanto radicalismo… no sabemos muy bien).
Heretic (Hereje) es un buen ejercicio para nuestros nervios, una película en la que se cuestiona la fe, con unas interpretaciones muy conseguidas, a pesar de que Grant se merienda constantemente cada una de las escenas.