Quince años han pasado desde que se estrenó Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (Steven Spielberg, 2008), posiblemente una de las secuelas más odiadas del cine. Por aquel entonces (suponemos que fue un encargo a Spielberg) se planteaba como el final del personaje, por la edad del actor y porque había algunos aspectos de Indy relacionados con su vida, que así daban a entender.
Pero nada de eso. Con Spielberg fuera de la dirección (aquí sólo es productor ejecutivo), el director James Mangold toma las riendas y le echa un par, para hacerse cargo de, esta vez sí, la despedida del personaje/actor más icónico del cine de aventuras de los ochenta.
Con Indiana Jones y el dial del destino (James Mangold, 2023) hay que plantarse sabiendo que es una cinta contemporánea, es decir, hecha con cierta estructura actual, aunque manteniendo (en este caso) algunos elementos que han hecho icónica la saga. La mezcla entre lo actual y lo “antiguo” es quizá una de las bazas más interesantes con las que cuenta la película.
¿Es entretenida? Sí, cosa que la anterior no lo era demasiado. Tanto Mangold como su equipo de guionistas (que ya trabajaron con él en Le Mans ‘66 (2019)) han escrito una historia que cierra bastante bien el arco del personaje, sin perder demasiado el espíritu que le ha hecho correr tantas aventuras y que tanto ha gustado a generaciones. Llama especialmente la atención la poca comedia que encontramos, algo que sí que había en la época Spielberg, pero bueno no es algo que ensombrezca la película.
Aquí, la cinta navega por la historia en tres etapas. El prólogo es, sencillamente, frenético. Quizá estamos ante una de las aperturas del “jonesverse” más espectaculares. Tampoco molesta mucho el “deaging” que le han hecho a Ford para que parezca que está en 1944, es bastante correcto y muy logrado. Una secuencia tremendamente entretenida, y rodada con mucho acierto y ritmo.
El núcleo de la película lleva al héroe por Tánger, Grecia, Estados Unidos o Italia, con secuencias de acción trepidantes. ¿Se echa de menos a Spielberg en ellas? Sí y no. Posiblemente la técnica sea la principal diferencia. Mientras Spielberg lo hacía con efectos prácticos, aquí la tecnología está al servicio de la historia. El CGI no resulta demasiado molesto, y su utilización de forma tan comedida hacen bastante bien a la película y a este tipo de escenas.
La tercera etapa a modo de final, descarga todo lo emocionante en el propio personaje de Indiana Jones que, constantemente, siente que no está en su época (tanto mentalmente como anímicamente). Habría resultado muy fácil dejarlo ir por el camino de la comodidad y “enterrarlo” en su pasión por las antigüedades. Pero no, aquí la cosa va mucho más y, ciertamente, el personaje se merece un digno final y aquí lo tiene. Simplemente tenemos que ser conscientes de que no estamos en 1985 y que, muy posiblemente, nuestros ojos no sean los mismos.
Indiana Jones y el dial del destino no resulta una película sorprendente, pero porque ya conocemos todos los mecanismos (imagina verla habiendo podido olvidar las anteriores), pero es un enorme ejercicio de entretenimiento que, además, no abusa de la nostalgia y tampoco pretende ser un ‘fan service’ únicamente. Sabe que puede haber “sangre nueva” en el público y, aunque sea el fin, podría suponer también el inicio de un viaje para unos cuantos.
Con un reparto absolutamente solvente, incluida la actriz Phoebe Waller-Bridge, con quien Ford/Jones comparte prácticamente toda la acción, la cinta se permite algún que otro desliz para poder encajar todo, pero da lo mismo (aparte de que no es nuevo), se disfruta enormemente como película de aventuras.
Mangold, un director bastante notable, ha demostrado ya no sólo la valentía de enfrentarse a este reto (sabía de antemano que muchas miradas estarían dispuestas a criticarlo, sencillamente), sino la solvencia que siempre ha demostrado, a pesar de no contar con una filmografía ni tan extensa, ni tan buena en general.
Qué decir de la música de Williams (que parece haber extendido de la que compuso para Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio (Steven Spielberg, 2011) enfatizando siempre la acción, emocionando cuando debe y que, además, parece ser, será otra despedida más. El hermoso tema que ha compuesto para el personaje de Helena quedará en la memoria de la saga, no hay duda.
El pasado, el amor, el arrepentimiento, el paso del tiempo… temas que se mezclan dentro de una película que mejora lo visto hace años (tampoco era muy difícil) y que hasta incluso puede verse sin haber visto las anteriores. Indiana Jones siempre será bien recibido en cualquier sala de cine, y se le aplaudirá cuando guste, y aquí se lo merece.