A Guillermo del Toro tenemos que agradecerle muchas cosas, entre ellas el haberse hecho un hueco en la producción cinematográfica española. Gracias a su apoyo, títulos como El orfanato (Juan Antonio Bayona, 2007) o esta Los ojos de Julia, se han convertido en verdaderos éxitos, siendo esta última la película española más taquillera del año (de lo que llevamos de año, se refiere).
Los ojos de Julia no está exenta de esos elementos que tanto gustan a Del Toro. Lúgubres sitios, escenas llenas de suspense, historias cargadas de secretos, revelaciones a última hora… elementos que han conformado una filmografía como productor que le han hecho ganar no sólo enteros, sino un público casi asiduo a sus películas detrás de las cámaras. Aunque en este caso no estemos hablando precisamente de un producto redondo, si que tenemos que reconocer el buen hacer de su responsable, Guillem Morales, que sin duda ha puesto una buena marca en el cine patrio.
Vaya por delante que, personalmente, no considero a Belén Rueda una actriz de especial interés. Si es bastante loable el hecho de que dota a todos sus personajes con una naturalidad única, pero a la hora de interpretar ciertas escenas algo más complejas, algo parece perder a la actriz y su interpretación se ve forzada. Este pero no sólo se observa aquí, sino en prácticamente toda su filmografía, incluida la galardonada y multi premiada Mar Adentro (Alejandro Amenábar, 2004), su primera película tras el “abandono” de la televisión. La carga dramática que le improntó Amenábar, exigía una intérprete con más trayectoria que Rueda. No obstante y sin ánimo de desprestigiar a una actriz con su curriculum, el trabajo que hizo es quizá su mayor logro profesional.
A nivel técnico, Los ojos de Julia destaca por muchas cosas. Son quizá éstas las que la conviertan en una película atractiva para un público poco exigente. En ese sentido es un dulce muy bien envuelto. La espléndida fotografía de Óscar Faura ayuda a crear ambientes tenues, lluviosos y hastiados, justo lo que Morales ha necesitado para contar esta historia. En Los ojos de Julia siempre está nublado, cual reflejo de la visión de la propia protagonista, la historia es turbia, los personajes te hacen desconfiar (sí, es un tópico pero efectivo como siempre)… varios elementos que sin duda, te ayudan a meterte bien en la historia. Siempre jugando con ese miedo tan primario como es a la oscuridad.
El guión, escrito por el propio Morales en colaboración con Oriol Paulo, teje una historia a priori interesante, cargada si se me permite, con tintes sobrenaturales. El espectador experimenta una serie de sucesos que lo colocan tras la pista, se identifica con la propia Julia. Pero poco a poco las cosas van virando hacia otros derroteros y todo queda desmenuzado en un final tan clásico que quizá desilusiona en un principio pero que guarda cierta lógica. En ese sentido es de agradecer que Morales sea un director/guionista con coherencia, algo que es bastante poco habitual. La mayoría del texto está plagado de falsas pistas, “set pieces” de momentos interesantes, de descubrimientos, casi como si de una aventura gráfica de ordenador se tratase; cada pista conduce a Julia hacia una nueva… bien hilvanado, pero nada novedoso.
Y es que cuesta innovar hoy en día, pero afortunadamente no es esa la intención de Los ojos de Julia. Guillem Morales ha dirigido una cinta correcta, nada perfecta pero tampoco un harapo cinematográfico. Gracias a la participación de Del Toro la película se venderá muy bien (ya lo está haciendo) y es un alivio para nuestro cine el que cintas como ésta, logren distribuirse mundialmente.
Para entretenerse y asustarse de vez en cuando, Los ojos de Julia es un producto perfecto. Incluso sus tensos momentos finales, que a pesar de no ser precisamente dignos de lo acaecido con anterioridad, salvan a la película en su conjunto, dándola un empaque serio y firme. Belén Rueda está como siempre y su personaje parece heredado de otros similares. Aún así su interpretación es efectiva.