Segunda cinta de Brian Kirk tras las cámaras y durante un largo período en el que ha estado involucrado en televisión, dirigiendo episodios para series como Los Tudor (2007), Broadwalk Empire (2010), Juego de tronos (2011) o Penny Dreadful (2015). Irlandés, se enfrenta quizá a una película bastante convencional y en la que no destaca especialmente nada.
La película está protagonizada por Chadwick Boseman, que ha conseguido fama interpretando a Black Panther en el UCM. Boseman interpreta con un férreo convencimiento, a un policía incorruptible, y sobre todo, de los que prefiere hablar antes que apretar el gatillo. En este sentido, la película defiende muy bien al personaje, y opta por apartarlo del clásico agente dispuesto a meterse en cualquier tiroteo por un poco de acción.
Es aquí donde Manhattan sin salida se despega de los clásicos thrillers de acción, aunque tiene muchos elementos de ellos. La acción es escasa, pero bien rodada, con alguna que otra escena “movidita” en donde Kirk no termina de desenvolverse mal del todo. Es quizá su principal aliciente.
El resto del reparto, entre el que vemos los rostros de J.K. Simmons, Taylor Kitsch o Sienna Miller, cumplen en sus respectivos papeles, sin aportar demasiada novedad a un género que ya está bastante explotado y en donde cuesta encontrar cosas nuevas.
Manhattan sin salida tiene un ritmo que no pesa, no cansa. Va llevando al espectador poco a poco hasta el desenlace, y nos presenta varias secuencias que se enlazan correctamente y en donde se proporcionan pistas (algunas bastante evidentes) que ayudan al espectador a formar parte de la historia. Hasta aquí no es que haya precisamente nada nuevo.
Kirk no se arriesga, habla de la corrupción, de la necesidad de saldar cuentas con el pasado y a través de muchos personajes, compone un retablo muy característico del cine policíaco, en donde los personajes estaban muy bien definidos, y en donde al espectador, se le planteaban muchas cuestiones sobre confiar o no en los personajes.
Manhattan sin salida es correcta, no aporta mucho y es una cinta casi “de sobremesa”. Ni siquiera con el reparto que tiene consigue despertar mucho más interés. Tiene un guión correcto, con pocas sorpresas y que quizá pueda llegar a desvelar demasiado conforme nos acercamos a su tramo final.