Primer largometraje de Brian Andrew Mendoza que se estrena con una cinta de acción que incluye algunos toques de thriller, y que además recuerda a aquellas historias de los noventa, que buscaban el equilibrio entre ambos géneros, además de aportar cierto drama a los personajes.
Jason Momoa y Brian Andrew Mendoza se conocen desde hace unos cuantos años y Sweet Girl no es, precisamente, la primera cinta que ruedan juntos. Para Mendoza, su faceta de productor y actor le ha permitido codearse con estrellas internacionales y seguramente no dudó en contar con su amigo para protagonizar este thriller de acción.
Momoa como actor es consciente de sus limitaciones, aunque cuando quiere y el papel se lo permite, es capaz de sorprender a más de uno. Aquí permite lucirse como ‘action man’ en un papel bastante sencillo y convencional, y que marca una de las pautas que sigue la película en cuestión.
Heredera del cine de finales de los noventa, al menos en cuanto a estilo y estructura, la película bascula entre tres pilares: el drama, la acción y la intriga. El intento de encontrar un equilibrio de todos ellos no termina de definirse y al final todo queda en una cinta de acción algo pobre, con pequeñas pinceladas de originalidad que hacen que al final uno no tenga la absoluta sensación de haber perdido el tiempo.
La acción está prácticamente en toda la película, Momoa cumple y las escenas está correctamente rodadas, no hay mucho donde rascar en este aspecto. Pero para que los personajes no parezcan meras marionetas, se les intenta dar cierta profundidad, y aunque no se explaya lo que uno quisiera, al menos cumple sobradamente para lo que se necesita en la historia. Dónde quizá cojea más sea en la intriga, con una trama algo descafeinada y, por momentos, poco creíble.
Sweet Girl no viene a inventar nada, pero tiene algunas cosas interesantes, sobre todo a nivel de guion, donde quizá juega su mejor baza. No es que sea excelso, pero al menos intenta solventar algunas otras carencias.
Película correcta, sin más, con un reparto correcto, un héroe de acción al que quizá muchos no vean como tal (sobre todo fuera del universo DC), una historia en donde se atisban algunos matices como críticas al negocio farmacéutico; un drama sobre el pasado, sobre lo que nos hacer ser cómo somos… pero está todo tan diluido que apenas hay tiempo para plantearse preguntas.
Puede que al tratarse de la primera película de su director costase convencer a los estudios. Ni siquiera la presencia de nombres internacionales en su reparto consiguió su pase por el circuito de salas.
Sólo a través de la plataforma Netflix.