Hablamos de The Bear (2022), serie creada por Christopher Storer. Él mismo, se encarga de escribir, al menos, cuatro de los ocho episodios de esta primera temporada. Una serie frenética, con un reparto y guion magníficos. No hay duda de que The Bear es una serie que se disfruta, como la comida, poco a poco.
La serie, en esta primera temporada, nos presenta a los personajes de The Original Beef of Chicagoland, un modesto restaurante situado en la ciudad de Chicago. Su dueño, Michael Berzatto (al que da vida Jon Bernthal) se suicida y deja el local a su hermano, Carmen “Carmy”, un prestigioso chef del restaurante NOMA, que decide volver a su ciudad natal y tratar de levantarlo, ya que el negocio está cargado de deudas. A esto se le suma el peso de una familia que, prácticamente, no se habla en años.
Storer se ha labrado una carrera, principalmente dentro del mundo de la televisión, con series como Ramy (2019) o Little Voice (2020), ejerciendo labores de guionista en ellas. También ha trabajado en especiales para la pequeña pantalla. Con The Bear, definitivamente da un golpe en la mesa, escribiendo y describiendo, unos personajes realmente interesantes, llevados al límite y caóticos en muchas ocasiones, pero que entre todos, encajan a la perfección como los músicos en una orquesta.
Storer ya no sólo se limita a perfilar cada uno de ellos, dotándoles de una intrahistoria y una personalidad únicas dentro de la propia serie, sino los utiliza para contarnos pequeñas subtramas que se mezclan con el hilo argumental principal de toda la serie. Entre ellos busca también equilibrios, extremos y complementarse los unos y los otros, en ocasiones apoyándose con pequeñas notas de humor negro, y otras con partes realmente dramáticas. Y es que sobre todo The Bear es una serie que habla de cómo superar el pasado, de cómo entenderlo y de cómo avanzar en la vida.
Podemos tirarnos varias horas hablando de sus personajes, pero posiblemente podríamos destacar a los tres más icónicos dentro de esta primera temporada. Obvio que el propio “Carmy”, interpretado por un prácticamente desconocido Jeremy Allen White (era uno de los hijos de Philip H. Macy en la serie Shameless (2011)), es quien lleva la voz cantante, con un personaje cargado de intensidad y contención, que estalla cuando hay una presión atroz a pesar de que está acostumbrado a ello (el espectacular episodio 7 es una muestra de ello). Allen White demuestra una mirada cansada, como que parece haber tocado techo, pero nunca se olvida de su función, es como un padre para todos, pero sin dejarles olvidar que también es su jefe.
La actriz de Boston, Ayo Edebiri da vida a la joven Sydney una, prácticamente, recién llegada al mundo culinario, a pesar de que ha tenido experiencia (mala eso sí), y con unas enormes ganas de comerse el mundo. Aporta nuevas ideas, frescura en la forma de trabajar y sobre todo parece tener buena química con “Carmy”, aunque chocan por su excesivo ímpetu y ganas de cambiar las cosas.
Cierra este triángulo de personajes icónicos, Richard, interpretado por Ebon Moss-Bachrach. El que fue mano derecha de Michael, ahora parece convertirse en una especie de pesadilla tanto para el equipo como para el propio “Carmy”. Un personaje con el que se simpatiza, al que se le odia, y al que, en el fondo se le tiene cierto cariño. Sus formas y modales lo diferencian claramente del resto. Un tipo que roza lo irrespetuoso en muchas ocasiones, pero que, en el fondo, tiene buen corazón.
Otro de los aspectos que llama la atención de The Bear es su estilo. Rápido, escenas que se pasan volando, se toma su tiempo cuando es necesario, se pone violenta cuando lo necesita o lo demanda la historia, se centra en las miradas, en las acciones. El uso de los planos detrás de todos los elementos que conforman la cocina del restaurante, hacen que el espectador se sienta absolutamente sumergido en ese pequeño espacio, donde podemos oler los ingredientes, el aceite usado o el limpiador del suelo.
Una buena historia, un guion maravilloso, personajes realmente bien escritos. Una serie sobre avanzar, sobre seguir adelante, que da realmente buen rollo, aunque nunca faltan momentos de tensión que hasta aportan ansiedad al ambiente. Totalmente recomendable esta primera temporada.
