La trayectoria de Michael Cuesta pasa, principalmente, por la televisión, donde ha ejercido las labores de productor y director en títulos como Homeland, Dexter, Elementary o Billions. Tras dar el salto al cine en el 2001 con L.I.E., ahora se adentra en un thriller de acción de corte clásico que cuenta con la siempre interesante presencia de Michael Keaton.
Y es verdad que los primeros minutos de American Assassin dar para montarse una buena película de acción, de aquellas en las que a pesar de lo evidente y predecible de todo, uno se mantiene entretenido delante de lo que ve. Todo pasa muy bien planificado con escasa o nula capacidad para sorprender a un espectador con bastantes tablas en el género.
Su inicio, y en ocasiones durante varios momentos de la película, se permite el lujo de meter cierta carga política, aunque al hacerlo de pasada, el resultado es prácticamente anecdótico.
Cuesta, apenas arriesga en una puesta en escena convencional, actual y con los clásicos artificios preparados para pasarlo bien. La cinta es disfrutable siempre y cuando nos guste lo que vamos a ver, pero de ahí no pasa.
Y es una lástima porque lo que se prometía como un viaje interesante de un joven en busca de venganza a través de los misteriosos recovecos de los grupos extremistas, se vuelve previsible y típica, perdiendo prácticamente toda la esperanza en que el títulos nos devuelva lo que parecía prometernos.
La presencia de Dylan O’Brien, el joven protagonista de la saga El corredor del laberinto, Sanaa Lathan o Taylor Kitsch, en un rol de villano bastante convincente hasta el tramo final, poco o nada pueden hacer ante la sombra de Michael Keaton, la presencia más interesante de toda la cinta.
Keaton, construye un personaje que, sin esquivar estereotipos, simpatiza rápidamente con el público y se convierte en el mentor ideal para el protagonista, recordándole varias veces su pasado y la motivación. Definitivamente es de lo mejor de American Assassin.
A nivel general, la película flojea en su último tramo, con un desenlace muy acelerado y por momento casi atropellado. A pesar de contar con la experiende Edward Zwick en el guión (que se unión al proyecto hace casi una década), la película resulta un poco previsible, como si todos los acontecimientos casaran de forma sorprendente. Por otro lado no es nada nuevo, teniendo en cuenta su objetivo.
Aún con todas sus taras, American Assassin merece un pequeño visionado, al menos como elemento de entretenimiento fugaz, para desconectar un poco de la realidad.