Al terminar de ver El sonido del trueno (Peter Hyams, 2005) uno es consciente de que no ha visto una buena película, es así. A nivel técnico la cinta no convence prácticamente en su totalidad, y en cuanto a los actores, tampoco es que tenga grandes nombres como para erigirse entre las obras de culto. El resultado es que, teniendo una buena base, como es el relato de Bradbury, Hyams hizo lo que pudo con lo que le dieron.
Pierce Brosnan y Renny Harlin estaba ‘atados’ a este proyecto, que llevaba ya unos años rondado los cajones de los grandes estudios. Era un proyecto apetecible, en el que Harlin había estado trabajando. Pero sus rencillas creativas con el propio Bradbury acabaron de apartarlo del mismo (junto a Brosnan) y se apostó por Peter Hyams, que ya manejó los viajes en el tiempo con Timecop: Policía en el tiempo (1994) con Van Damme, y también conocía algo las ‘monster movies’ gracias a la adaptación de la novela de Douglas Preston The Relic (1997). Hyams tiene una carrera tan extensa como irregular, con películas notables como Capricornio uno (1977) La calle del adiós (1979), Atmósfera cero (1981) o Testigo accidental (1990), y tiene buen ojo para el cine comercial y/o de entretenimiento.
Pero el problema de El sonido del trueno viene de la producción, en donde se nota una falta de presupuesto que le da a la película un tono de serie B que, quizá con más dinero, no se habría visto. Al margen de los motivos por los que la producción se ha visto mermada, la película resulta bastante entretenida si dejamos a un margen este enorme lastre. El problema es que cuesta, y mucho.
Por que, aunque dejáramos a un lado este apartado, sigue resultando verdaderamente complicado el hecho de poder elogiar algunas cualidades de la película. Un guion absolutamente plano, lleno de situaciones demasiado fáciles en las que no hay complicaciones para los personajes que, por otra parte, durante toda la película no demuestran ningún tipo de profundidad. Está claro que el guion no trata de que empaticemos o simpaticemos con ellos.
Tenemos un reparto desigual, con un Edward Burns que no consigue llevar el peso del protagonista, que se lo lleva más Catherine McCormack. Ni siquiera la presencia de un caricaturesco e histriónico Ben Kingsley puede levantar este producto. No hay actores demasiado brillantes en El sonido del trueno. Por momentos, uno tiene la sensación de que la película no parece tomarse en serio nunca, siempre jugando (o intentando hacerlo) en los límites entre la serie B o el cine más ‘blockbuster’, pero sin llegar al segundo, claro.
Buena historia de Bradbury (aunque difiera bastante con el relato original), e incluso buen desarrollo de la misma. La pena es la falta de presupuesto, un rodaje caótico, un reparto absolutamente anodino. Quizá con el tiempo alguien se acuerde de ella y se haga una nueva versión con más presupuesto. Eso sí, hay que destacar que muchos de sus efectos especiales prácticos, funcionan.