Nueva adaptación de una obra de Stephenie Meyer. El resultado es absolutamente indiferente. Es más, es una cinta que se decanta más por ser una cinta para adolescentes que por ser una buena cinta de ciencia ficción.
El fin de la saga Crepúsculo ha supuesto quizá para su creadora, Stephenie Meyer, una importante fuente de ingresos. Para muchos y muchas, la esperanza de retomar la historia algún día, todavía está ahí, pero mientras, la escritora vuelve a estar en boca de todos por la adaptación de The Host (La huésped), novela que escribió en el 2008, justo después de terminar la famosa saga de vampiros.
Partiendo de la base de que The Host (La huésped) no es, principalmente, una cinta de ciencia ficción, a pesar de que su historia da para ello y de que hasta Andrew Niccol no se desenvuelve nada mal dentro de este género. La cinta va más por otros derroteros que flaco favor le hacen a pesar de contar con una historia que tampoco es demasiado original.
Robert Heinlein escribió la historia de Alguien mueve los hilos (adaptada también al cine) sobre una raza alienígena que nos controlaba eliminando nuestros sentimientos; una historia similar es la que planteaba Jack Finney en su libro La invasión de los ladrones de cuerpos, aunque aquí si había otro componente más terrorífico, los “aliens” hacía copias de los humanos, además de eliminar sus sentimientos. De estas fuentes bebe gran parte de la historia que subyace en The Host (La huésped), pero no habla precisamente de eso.
Tanto Meyer como Niccol se han decantado por desarrollar una especie de historieta romántica entre una joven poseída por un alienígena, y un miembro de una resistencia. Una lástima, pues además, la cinta se decanta por los pensamientos de la joven protagonista/alienígena en pos de saber realmente a quien quiere o cual es realmente el deseo de su ¿corazón?.
Toda una parafernalia montada con exquisito gusto, sobre todo a la hora de hablar de su producción. Todo está bastante bien logrado, pero si nos ponemos a hablar de la historia e incluso de su reparto (a excepción de William Hurt), la cosa no tiene nada que ver. Nos huele a manido, y hasta incluso se notan algunas interpretaciones forzadas, no hay casi química entre los protagonistas y todo nos resulta bastante indiferente.
The Host (La huésped) nos ha dejado muy fríos, las escasas escenas en donde se podría ver algo más allá de la historia entre los dos protagonistas no da lugar a nada bueno. Meyer parece haber seguido casi el modelo de “chico conoce a chica, ambos son diferentes pero se quieren” y lo ha trasladado a otra época. El resultado, una cinta muy prescindible.