Había pasado poco tiempo desde Redención (Steven Knight, 2013), la última cinta protagonizada por Statham que habíamos visto en cines. Casi como de puntillas, parece que el tirón del británico en nuestro país empieza a desinflarse. Atrás quedan títulos tan taquilleros como Transporter (Corey Yuen, 2002), Crank: Veneno en la sangre (Mark Neverdine y Brian Taylor, 2006) o La carrera de la muerte (Paul W.S. Anderson, 2008). Quizá su pase como actor de reparto más que como protagonista le haya quitado algo de éxito.
Si nos ponemos quisquillosos, alguien podría ver cierta inspiración en la historia de Acorralado (Ted Kotcheff, 1982), donde la premisa al principio era algo similar, un tranquilo veterano de guerra, en un pueblo tranquilo, donde alguien le busca las cosquillas. Bueno, algo de parecido encontramos, pero lo cierto es que ambas no tienen mucho más que ver. Stallone ha interpretado la novela de Chuck Logan de forma simple, con poca chicha y casi sin darse cuenta, la ha adornado con algunos tópicos. El resultado dista bastante de ser una buena cinta de acción.
Statham está correcto, así, sin más. No hay grandes escenas de lucha, no hay espectaculares coreografías (algo que también se dejaba ver en su anterior trabajo). Y es que parece que la estrella intentar quitarse la etiqueta de tipo que sólo sabe dar patadas. Aquí el thriller de acción se adueña más que la propia acción y quizá por ello, muchos de los seguidores del actor, queden un tanto decepcionados. Afortunadamente estamos ante una película que poca duración, con lo que la “tortura” no dura mucho.
Junto a Statham, una retahíla de secundarios que, ni por asomo están a la altura de lo que saben dar. James Franco, una auténtica estrella en bruto, aquí nos deja un anodino rol de villano que bien podría haber hecho otro actor y no habría ensuciado las manos. Kate Bosworth o Winona Ryder (en un papel casi ridículo) son algunas de las secundarias de esta película, que si la pasaran por la sobremesa, seguramente no nos sorprendería.
Gary Fleder (más próximo a la televisión que al cine) no aporta mucho al género, su cinta resulta convencional, sin alma y, en general, una película bastante sosa, con escaso material al que alabar. El contar con nombres como Jason Statham o James Franco, podría haberle dado una película más allá de lo meramente entretenido, una cinta con duelos intepretativos algo más consistentes. ¿Y qué nos da?… pues eso, El protector (Homefront).