Cualquier trabajo del sevillano Miguel Ángel Vivas siempre suele despertar bastante interés. Cineasta que se preocupa bastante por ser realista en su retrato sobre la vida, incluso sobre la violencia, con historias de personajes en ambientes opresivos. Su nuevo trabajo, Asedio, toca el tema de la inmigración, los desalojos y la ocupación (entre otros) desde un punto de vista un tanto diferente.
Son varias las ideas que confluyen en esta película. Escrita por Marta Medina (crítica de cine, ahora en El último programa, de Alejandro G. Calvo) y José Rodriguez (con quién Molina ha trabajado en tres ocasiones anteriormente), Vivas desarrolló la idea antes de la pandemia, pero con el parón mundial algunos aspectos de la trama cambiaron, así como detalles de los personajes. El resultado es una cinta bastante interesante que, aunque no nos va a descubrir nada nuevo, nos aporta una visión algo diferente sobre la temática “okupa” o la identidad nacional (tan de moda).
Una de las líneas narrativas de la cinta sigue a una madre y a su hijo, inmigrantes que (mal)viven en el edificio. A través de ellos somos testigos de su situación y de cómo sobreviven. Por otro lado, tenemos a la protagonista (una siempre sólida Natalia de Molina, ganadora de dos Goya) que se erige como estandarte de la honestidad (aunque con sus sombras) pero sobre todo mucho más humana que el resto de personajes que comparten su profesión. Y se cierra el círculo con los secundarios, cazadores de cualquiera de los personajes restantes de la película.
Es una historia con muchos matices, que incita a postularse y que nos aporta varias visiones. Aunque prácticamente toda la cinta gira en torno al personaje de Dani, de éste parten diversos puntos de vista. Incluso la historia se permite el lujo de hablar de temas como el machismo o la corrupción, siempre con el tema “okupa” y la inmigración ilegal pululando por el fondo. También estaríamos hablando de una cinta sobre la supervivencia humana (’71 (Yann Demange, 2014) podría ser una referencia en este aspecto).
Asedio es una cinta que está bien escrita, quizá pueda pecar de cierta pretensión, pero no hay duda de que la historia está bien contada y se apoya muy bien en todos los personajes. Echamos en falta algo más de profundidad en ellos, sobre todo de los policías, pero no es algo que realmente ensombrezca la película.
Como comentábamos antes, Vivas siempre retrata la violencia desde un punto de vista realista, no evita camuflarla o sacarla de plano. El director es consciente y siempre lo ha sido, de que la violencia forma parte de la vida, lo hizo en la soberbia Secuestrados (2010) y en su justa medida con la cinta Tu hijo (2018) donde hablaba de los abusos sexuales. Asedio aporta al cine esa visión sucia, cruda, terrorífica a veces (la escena del sótano es una buena muestra) y fatal de varios temas duros, presentes en el día a día.
Aunque no tenga una filmografía perfecta, podemos contar más buenas obras que flojas, y en Asedio, Vivas vuelve a enfrentarse a un reto, lo resuelve con creces a nivel visual y técnico (mucha cámara en mano, planos secuencia ‘inmersivos’…) y aunque el potente arranque vaticine una cinta abrumadora (era complicado mantener ese ritmo), hay que reconocerle su buen hacer.
