Nos llega la comedia Bienvenidos al fin del mundo, una nueva criatura de Edgar Wright, que con su particular humor vuelve a ponernos en situaciones rocambolescas y graciosas, aunque esta vez parece estar algo más comedido.
Tras el éxito que tuvieron son su serie Spaced, allá por el 99, el trío formado por Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost, se lanzaron a la aventura de hacer largometrajes con Zombies Party (2004) (lamentable traducción al castellano de Shawn of the Dead), una alocada comedia que rendía homenaje a las cintas del género que tanto gustaban a los tres. Tres años después, repetía estilo con Arma fatal (2007), pero esta vez con las cintas de acción como base para su parodia. Ahora con Bienvenidos al fin del mundo, se aparta ligeramente de esos homenajes para dar paso a una cinta con más originalidad, cerrando así la conocida como «trilogía del Cornetto».
El pequeño tropiezo que le supuso a Wright su Scott Pilgrim contra el mundo (2010) no le ha parado los pies a la hora de demostrar que nadie es perfecto. A cambio, sigue adelante demostrando su buen hacer y su particular estilo. Bienvenidos al fin del mundo es su quinta película y, sin duda, supera en muchos aspectos a las anteriores, empezando porque vemos un Wright mucho más maduro, menos «homenajista» y más centrado en desarrollar historia y personajes, que al fin y al cabo es lo que lleva a una película. Eso sí, no exento de su particular estilo, Bienvenidos al fin del mundo, se erige además como una comedia bastante ligera (pero hay tiempo para algún que otro desfase), donde el humor, aunque tiene presencia, no destaca en exceso.
Y es que es una cinta bastante visual, con más aciertos que errores y sobre todo con un reparto absolutamente simpático (si se me permite la expresión infantil). Ya no sólo por el trabajo de Simon Pegg (bastante comedido, por cierto), sino por el resto de británicos secundarios, en donde, a base de ciertos tópicos muy bien disimulados, va construyendo este grupo de jovenes en donde algunos no parecen querer crecer. El eje central ese Pegg, como suele pasar en las cintas en las que es dirigido por Wright, y es eje por muchas cosas, pero sobre todo porque su personaje (esa especie de joven con el síndrome de «peter pan») lleva las riendas en todo momento.
Con alguna que otra escena hilarante y con un ritmo algo irregular, Bienvenidos al fin del mundo es un soplo de aire fresco a la comedia británica, una muestra más de su realizador de que su próxima cinta puede suponer su lanzamiento como un auténtico director de blockbusters. Pero claro, para eso tiene que pasar por cintas como ésta.
La evolución de Wright como realizador es realmente admirable, ha pasado de dirigir pequeños repartos, historias pequeñas, homenajes… a una verdadera locura en donde por momentos, tenemos la sensación de que todo pasa o demasiado rápido o demasiado despacio. Pero es innegable que el espíritu «entertainer» de Bienvenidos al mundo, le viene como anillo al dedo.