Inmerso ahora en un proyecto de mayores proporciones, Neill Blomkamp se ha labrado en Hollywood una carrera envidiable, lejos de que sus películas sean del agrado de todo el mundo. El que fuera pupilo de Peter Jackson, y con el que dio el gran salto con District 9 (2009) bajo la producción del director de King Kong, se ha consolidado con tan solo tres títulos, aunque bien es cierto que no han logrado superarse progresivamente.
Chappie vuelve a los orígenes del joven realizador sudafricano, cuando se dedicaba a hacer cortometrajes y, en cierta forma, a usarlos como tarjeta de presentación para su gran salto al largometraje. Uno de ellos, hecho en el 2004, Tetra Vaal, es el germen de esta cinta que nos ocupa.
District 9 (2009) utilizaba como trasfondo, el racismo existente en Johanesburgo (apartheid). Elysium (2013) la lucha de clases. Ahora Chappie realmente engloba a ambos contextos. ¿Puede una inteligencia artificial discernir entre lo que está bien y lo que está mal? Chappie podría haber sido una buena reflexión, complicada y compleja, pero buena. Evidentemente Blomkamp no quiere llegar a la filosofía que planteo, por ejemplo, Ridley Scott en Blade Runner (1982), y es precisamente por eso, por lo que Chappie no nos llega del todo, por su calidad como entretenimiento más que como historia.

Blomkamp sabe muy bien manejarse en el género, muy bien. El nivel técnico es espectacular, los efectos especiales están a la altura de lo que se necesita. Quizá el reparto no sea especialmente brillante, pero el protagonista, Chappie (con la voz en versión original de Sharlto Copley) brilla cuando tiene que brillar. Lástima que la película no sea mucho más que eso, un bonito escaparate técnico por encima de una historia que podría haber sido algo más interesante.
La cinta tiene numerosos homenajes a títulos “robotizados”, pero con respeto, en ningún momento pretende copiar o plagiar escenas. Todos sabemos que a la mente nos vienen títulos tan emblemáticos como RoboCop (Paul Verhoeven, 1987) o Cortocircuito (John Badham, 1986). La principal diferencia es que en ambas, a pesar del elevado nivel técnico, había una interesante historia por detrás, Chappie es un poco vacía, entretenida sí, pero algo vacía.
No ayuda tampoco la mera presencia de Hugh Jackman o Sigourney Weaver (que parece que está de paso por la película). Incluso con esos actores de peso, la película no remonta demasiado. Quizá es un término medio entre las dos películas anteriores de Blomkamp. Sabemos que superar District 9 es un poco difícil.