La trayectoria de Tom McCarthy como guionista no es demasiado extensa. Lo encontramos hasta en la maravillosa Up (Peter Docter y Bob Peterson, 2009), pero sin duda su obra Spotlight (2015) fue la que lo dio a conocer al público en masa. Su maravillosa forma para escribir tramas que mezclan el drama y el thriller de forma equilibrada, sumergen al espectador en las historias prácticamente desde el minuto uno.
Su habilidad para marcar personajes y que deambulen entre los terrenos del thriller y el drama es bien conocida. McCarthy vuelve a demostrar que es uno de los guionistas a tener en cuenta para los próximos años, a pesar de que su carrera dentro de este campo no es que sea muy extensa. Son historias en donde se hace necesaria que la verdad salga a la luz, en donde sus obstinados personajes tratan de dilucidar lo que hay detrás de una trama que, a priori, siempre suele esconder algo más. Pero no es esto a lo que McCarthy quiera dar importancia, sino al camino que recorren los personajes hasta llegar a ella. Es a través de él, la forma en la que los conocemos o empatizamos.

Cuestión de sangre es una película que nos habla sobre la familia, sobre cómo nos relacionamos en ella y sobre cómo la vemos desde fuera. Incluso trata otros temas de índol social, como el clasismo o el racismo. Este elemento tan importante como necesario a día de hoy, está representado desde dos ángulos que confluyen en la trama con la imperiosa necesidad de ayudarse mutuamente.
Con un Matt Damon a destacar, por su parte tenemos a un hombre sencillo (demasiado quizá), sereno, de muy pocas palabras, autoconsciente de lo que es, de lo que ha hecho y de lo que tiene que hacer. Señalado incluso por su hija (que lo define como un ‘fracasado’) pero dispuesto a todo con tal de luchar por lo que perdió hace tiempo. Por otro lado, tenemos a la actriz Camille Cottin, madre soltera que vive con su hija y que ayuda a Damon en su cruzada. Un personaje que parece haberse acomodado en su manera de vivir, pero que al igual que Damon, necesita algo para que su vida sea algo más completa.
Esta compensación de personajes (que también hemos visto en otras películas), hace que salgan a relucir las diversas carencias que existen en estos dos núcleos familiares. Damon quiere recuperar a su hija, y Cottin quiere un padre para la suya (aunque no queda demasiado explícito en la película, pero se intuye).
McCarthy vuelve a contarnos la historia de una verdad, a través de unos personajes marcados; nos habla del amor entre padre/madre e hijo/hija. Todo ello a través de una película en donde a pesar de toda su carga dramática, parece que nos interesa más la parte que toca el thriller que el resto.