Estrenada este mismo año, Ejército de los muertos (Zack Snyder, 2021) daba el pistoletazo de salida a una trilogía propia del director, que continuaba con la que nos atañe, a modo de precuela, y terminará con Planet of the Dead, además de una serie de animación de por medio. Snyder construye así un universo propio, siempre de la mano de la propia Netflix. Por cierto, diferencia importante, sí aquella tuvo un estreno limitado en salas antes de poderse ver en la plataforma (cosa rara en Netflix), en esta ocasión no ha sucedido lo mismo.
Lo primero que llama la atención es el cambio de estilo con respecto a la cinta de Snyder. Schweighöfer, que ha dirigido ya cuatro películas más, no tiene una impronta tan personal como el director de Ejército de los muertos, y eso se nota en una puesta en escena más ‘estándar’ pero aún así con algunos detalles, o toques con estilo que tampoco son como para considerar la película como una más ‘de robos’. Bien es verdad que la estructura de su historia no es precisamente novedosa, pero su estilo es lo que marca la diferencia.
Si la cinta de Snyder adolecía de una considerable falta de acción (al menos es lo que la gente esperaba o lo que se nos había vendido), Ejército de los ladrones también lastra una excesiva ausencia de sorpresa en toda su historia. Prácticamente parece una cinta hecha a medida y no hay hueco para improvisaciones o para escenas realmente poderosas.
Su irregular ritmo hasta la vuelve plúmbea en varias ocasiones, dejando la sensación una total indiferencia ante los personajes. Y es que uno de los problemas que hay con ellos, es que no conectamos nunca, ni siquiera con el propio Dieter, y eso que el actor/director es quien más presencia y carisma tiene en pantalla.
Este ritmo tan cambiante, hace que lo único que realmente nos mueva a seguir viéndola son sus escenas de ¿acción? Son muy escasas, y bastante repetitivas, por lo que, aunque sea un pequeño plus, tampoco nos van a volver a meter en la película.
Una cinta muy floja, con detalles interesantes, en donde se ha puesto especial cuidado al empaque visual, pero que cojea en su guion, donde constantemente parece que tiene que haber clichés (el protagonista que se enamora de su compañera, la traición en el grupo, los policías que les persiguen…), donde parece que la comedia tiene que tener presencia sí o sí (el caso es que algunos puntos cómicos no están mal), dejando totalmente al margen cualquier capacidad de sorpresa.
Si la cinta de Snyder no llegaba a culminar expectativas, esta precuela tampoco termina por ser redonda, sino un desfile torpe y manido sobre personajes absolutamente anodinos, tópicos y con los que ni siquiera uno se iría a tomar una copa.
Snyder y Netflix firmaron para que la trilogía sólo se pudiera ver a través de plataforma.
En Netflix.
