Segundo trabajo de Lorcan Finnegan tras las cámaras (su primera cinta fue Whitout a name (2016)). Finnegan, irlandés, desarrolla la historia junto a Garret Shanley, con quien ha trabajado en muchas ocasiones y que aquí se encarga del guión.
Llama poderosamente la atención la estética utilizada en esta perturbadora historia. Una historia que nos retrata como sociedad, como cultura. Una historia sobre la vida misma y sobre las etapas que, a veces, la sociedad nos impone (o eso creen algunos). Y es que en la vida, los pasos a dar son igual de arriesgados que comprar tu primera vivienda.
Finnegan hila muy fino, mezclando lo extraño de la historia, con un ambiente absolutamente limpio, pulcro en donde no sobra nada, pero en donde falta lo más importante, alma y calidez. La película es fría en muchos pasajes, pero el regusto que deja, mezcla de turbación y frustración, compensa con creces las carencias que pueda tener, sobre todo a nivel de desarrollo en ciertas partes.
A nivel interpretativo, la cinta cumple. Tanto Poots como Eisenberg están correctos en sus roles, pero especialmente complicado lo tiene ella, sobre todo en pasajes referentes a la maternidad. Son partes complejas, y Poots, sin despertar demasiada simpatía (su personaje), las resuelve bien. La transformación de los personajes es donde los actores se la juegan. Es una montaña rusa de emociones para ellos, en donde se va de la alegría a la desesperación, pasando por la frustración o la culpa… un amplio catálogo que pretende transmitirse igualmente al espectador.
¿Es necesario en esta historia una explicación… lógica a lo que sucede? Es un punto de vista, pero quizá Finnegan no busca eso, busca más ahondar en lo que supone una relación de pareja, que igualmente es explorar un terreno desconocido para ambas partes.
Vivarium genera una clima de tensión, terrorífico por momentos, y genera mucha curiosidad al espectador que puede quedar decepcionado si espera encontrar respuestas algo menos rebuscadas que las que plantea el realizador.
Hay pocos personajes, una atmósfera perturbadora, una profundidad en ellos que nos deja con dudas, sí, pero igualmente colma las necesidades de la historia. Es una cinta extraña, que en momentos roza lo paranormal, toca un género tan extraño como la ciencia ficción, pero que puede dar mucho juego.