El colapso es una miniserie que nace de las mentes de tres personas, Jérémy Bernard, Guillaume Desjardins y Bastien Ughetto. Tres franceses que ponen a prueba nuestros nervios y se ponen a prueba ellos mismos con la original propuesta que, a pesar de sus virtudes técnicas, esconde mucho más de lo que parece.
Compuesta por ocho episodios de unos veinte minutos aproximadamente (una media), nos retrata distintos puntos de la sociedad cuando el sistema que conocemos (a todos los niveles), se rompe, se colapsa. Una crisis que se vaticina (a modo de flashback en el último episodio) y que hoy en día y en a época en la que vivimos, se antoja quizá hasta próxima a la realidad que vivimos.
Cada uno de los episodios tiene la virtud de haber sido rodado en una sola toma (seguramente haya trucajes, pero cuesta verlos), con una sobria pero efectiva y realista, puesta en escena que muestra reacciones y situaciones bastante creíbles. A nivel narrativo, podemos decir que cada episodio es una pequeña historia con su principio y su final, con sus personajes principales y sus secundarios. Salvo algún que otro rol, no volveremos a verlos cruzarse entre ellos, por lo que podemos ver fácilmente un episodio y seguir con el siguiente a los pocos días.
Aunque el drama es lo que mas predomina en El colapso (evidentemente el tema que propone no es cosa de risa), se atisban en ella toques de suspense. Y es que la tensión es un elemento muy común en prácticamente todas las historias, llegando a mantenernos con el alma en vilo en varios momentos.
Hay momentos un poco desesperantes (el episodio sobre la comuna), otros algo más dramáticos (el que se desarrolla en una residencia de ancianos prácticamente abandonada, posiblemente el mas duro y el mejor de toda la miniserie), otros que despertarán cierta rabia (los que hacen referencia a los privilegios de la clase alta)… la serie es una ingente cantidad de sensaciones.
No nos molestemos en buscar rostros conocidos en El colapso, porque no los encontraremos. Sus creadores (además de ser los guionistas de toda la serie) se han ocupado de escoger caras desconocidas para que las historias tengan más realismo y el espectador se pueda sentir más identificado.
Una intensa muestra de que el formato puede dar mucho juego, una serie con un trasfondo serio, que despierta muchas sensaciones, pero siempre tiene en mente esa capacidad de opresión hacia el espectador, para que se identifique con lo que está viendo.
Gracias a la distribuidora CAMEO, España es, hasta la fecha, el único país en el que se puede comprar esta miniserie en formato físico (bluray y DVD). Para verla en plataforma hay que hacerlo a través de Filmin, la única que lo emite en nuestro país.