Para aquellos que hemos seguido cualquier producción relacionada con el universo creado por Pierre Boulle en 1963, nos mostrábamos reacios a que un desconocido como Ruper Wyatt tocase a los simios de una forma poco acertada. El resultado no ha resultado tan malo.
El origen del Planeta de los Simios ha supuesto una sorpresa para los que temíamos un desastre mayúsculo sobre una de las obras de la ciencia ficción más interesantes de los últimos años. Rupert Wyatt, a pesar de tener que amoldarse a los estándares de Hollywood, ha sabido manejar la situación con dignidad y acierto.
Al principio hablábamos de que Wyatt había tenido que amoldarse a los convencionalismos de producciones de ciencia ficción-acción de los últimos tiempos que imperan en Hollywood y así ha sido y así se puede ver. Y es que la primera parte de la película es quizá “su película” siendo la otra algo más convencional y menos personal. Es en la primera donde se muestra un verdadero realizador, contando una historia intensa y llena de emociones, en donde la evolución de César contra su propia naturaleza de simio llega a cotas muy altas.
Wyat por el contrario se ha dejado llevar (Wyatt y los guionistas, se supone) por la acción y el “blockbuster” en una segunda mitad que, se antoja convencional y con falta de interés para el público que exije algo más de esta historia. Lástima que así todo quede en un desenlace que no es más que una secuencia alargada de unos simios tomando uno de los emblemáticos puentes de la ciudad de San Francisco. Pero si hay que ver El origen del Planeta de los Simios es por su primera mitad, en este aspecto Wyatt ha sorprendido muy gratamente.
Y si antaño fueron nombres como John Chambers o Rick Baker, aquí el equipo de Weta ha hecho un trabajo espectacular. Apoyándose en los movimientos de un Andy Serkis soberbio, descarga unos efectos especiales realmente impresionantes, construyendo simios y otros elementos de la escena con un realismo bastante logrado. En ese aspecto quizá sea algo que pase desapercibido, pero El origen del Planeta de los Simios podría ser un nuevo listón para los efectos especiales y en general para la elaboración de éstos a través del “motion capture”. Mención especial también la espectacular y épica música del británico Patrick Doyle, dotando al conjunto de un empaque de superproducción que nada tiene que envidiar a productos similares.
El apartado interpretativo quizá esté en menor medida pleno. Franco, a pesar de ser ya un actor bastante todoterreno, se muestra comedido, construyendo un personaje un tanto plano aunque con algún atisbo de buenas intenciones y de llegar a calar hondo en el patio de butacas. De Freida Pinto poco podemos decir, salvo que su personaje es absolutamente anodino y poco o nada aporta a la historia. Simplemente esperamos que sea una plataforma de lanzamiento para ella como actriz. John Lithgow en cambio y a pesar de su escasa aparición es quizá la mejor baza del “cast” que se completa con Brian Cox y con Tom Felton, más conocido por ser Draco Malfoy en la saga de Harry Potter.
Wyatt no ha querido dejar de lado la película original, y lo ha logrado. Y no únicamente a base de guiños, que los hay y muchos, sino a base de construir una historia cuyas piezas encajan perfectamente al salir de la sala para dejarnos con lo que está por llegar (atentos a esa pequeña escena tras los primeros créditos finales). Si se me permite es una película que no necesita secuelas, y si se quiere continuar, será sin duda la hora de hacer un verdadero “remake” de la original de Schaffner, ya que Wyatt (y la historia) obvian por completo la obra de Burton, cuya pretenciosidad hizo que no llegase a calar prácticamente en ningún momento.
El origen del Planeta de los Simios es una interesante alternativa a tanto superhéroe, a tanto robot (aquí los efectos están al servicio de la historia y no al revés). Merece la pena su visionado y adentrarnos en la fascinante historia de un simio que, a pesar de toda su vida junto a los humanos, nunca podrá renegar de su propia naturaleza, como el hombre.
