Durante la Guerra Fría (recordemos aquella especie de contienda mundial entre el capitalismo americano y el comunismo ruso) no resultaba raro encontrar películas que se ambientaran en la Rusia de las armas nucleares o incluso en la américa de los espías. Fue una época muy fructífera para el cine. Hubo para todos los gustos, cine algo más “inteligente” o películas algo más convencionales en donde la historia se reducía básicamente a un complot en donde los americanos tenían que descubrir el plan soviético.
El escritor británico Craig Thomas escribió diversas novelas con el personaje de Mitchell Gant como protagonista, entre ellos Firefox (publicada en 1977) que además tuvo una segunda parte, Firefox Down (1983). El libro cayó en manos de Clint Eastwood, uno de los mayores patriotas de Hollywood, que compró los derechos para producir, dirigir y protagonizar su adaptación a la gran pantalla. El resultado es una película que cumple sobre todo como thriller, pero el resto tiene un nivel bastante bajo. Ni siquiera en cuanto a efectos visuales (uno de sus fuertes) podríamos decir que es una película destacable.
A los ojos de nuestros días, Firefox: El arma definitiva no supone ninguna novedad como película de espías, es más nos resulta excesivamente simple. Sin duda es una cinta que está demasiado anclada a su tiempo y que la evolución de la historia quizá la ha relegado a una película de espías muy “light” en donde no hay sorpresas y los americanos quedan triunfantes.
Contiene los elementos clásicos del género, suplantaciones de personalidad, traficantes, contactos, infiltraciones, disfraces… Se intenta dar tensión en ciertas escenas (toda la secuencia del metro de Moscú, por ejemplo), pero no resultan demasiado eficaces.
Aun con esa pequeña tara, es una cinta bastante entretenida y que se pasa volando a pesar de sus más de dos horas de metraje. Quizá el tramo final resulta un poco alargado, pero a grandes rasgos la cinta es solvente.
Tenemos a un Clint Eastwood como protagonista, en un papel que no le exige demasiado y que desempeña con bastante eficacia. Un personaje al que se le intenta dar cierto trasfondo dramático (a través de su pasado como piloto en Vietnam) pero que no termina de aportar mucho a la historia, parece más una excusa para rellenar que otra cosa.
Otro de los aspectos que vemos en la película es que parece tratar de ridiculizar al ejército ruso, con personajes que no resultan muy creíbles y cuyas reacciones están más próximas a la torpeza que a la competencia.
Una película que simplemente entretiene, un thriller sin sorpresas y que, a día de hoy no destaca especialmente por nada, pero que tampoco nos hace perder mucho el tiempo.
En el mismo año, Eastwood estrena El aventurero de medianoche, también con él como director. En el caso de Firefox: El arma definitiva, la respuesta en taquilla fue bastante superior. Ese mismo año había una película que lideró la taquilla, E.T. El extraterrestre (Steven Spielberg, 1982). Sus más de 400 millones de dólares de recaudación, la convirtieron en la cinta del año. Le seguían secuelas como Rocky III (Sylvester Stallone, 1982) o Star Trek II: La ira de Khan (Nicholas Meyer, 1982). Spielberg volvía a repetir con el éxito ese mismo año, pero en la producción con la cinta de Tobe Hooper Poltergeist.