Cuando se estrenó Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015) habían pasado treinta años desde que Mel Gibson se enfundase por última vez el papel de Max Rockatansky. Tom Hardy heredó el papel bastante bien, por cierto, y la película revivió el fenómeno. A esto hubo que sumarle una factura técnica sublime con un tratamiento de la imagen y el sonido que realmente estableció un nuevo estándar en el cine de acción.
Han pasado nueve años y ahora nos llega este esqueje cinematográfico (o ‘spin-off’) si nos queremos poner técnicos, sobre un personaje de aquella película, evitando prácticamente cualquier alusión al personaje de Mad Max, posiblemente en un intento de expandir el universo creado por Miller hace más de tres décadas. El experimento no ha salido tan bien como se esperaba, de hecho, en Warner ya dan por zanjada la saga con las cifras en la mesa. ¿Dé quien ha sido la culpa?
Furiosa: De la saga Mad Max (George Miller, 2024) es una buena génesis de un personaje, creo que aquí tenemos pocas dudas o bastantes mentes de acuerdo. Que sigue guardando esa sensación tan caótica como toda la saga, también podría comprarse como un elemento a favor. La venganza es clave en la película, como lo fue en la creación del propio Max, un hombre marcado por el terrible asesinato de su mujer y su pequeño. Y como aquella, esta nos enseña el viaje de quien la prepara y finalmente la consume, en este caso Furiosa.
Podríamos decir que esta nueva película es quizá algo menos bizarra que las anteriores. Tiene bastantes elementos básicos de todas, pero en general nos sorprende bastante poco todo lo que vemos. Es innegable que expande ese universo (las grandes ciudades que, básicamente, son las que hacen que todo el yermo funcione) pero no parece suficiente para mantenerla como una película lo suficientemente sólida como podría ser. Posiblemente haya llegado el momento de reinventarse o quizá se le ha terminado el fuelle a esto demasiado pronto.
Una de las mayores pegas que la encontramos radica en su factura. Si Mad Max: Furia en la carretera contaba con un nivel técnico espectacular y casi todas sus proezas se referían a una artesanía notable, parece que Miller se ha acomodado y el excesivo uso de los efectos digitales ha terminado por perjudicar su obra. Una utilización desmesurada que llama especialmente la atención y no para bien, precisamente.
Otra de las lacras que tiene radica en su reparto. A pesar de que la labor de Anya Taylor-Joy es más que encomiable y su presencia en pantalla destaca bastante (esos primeros planos con su mirada brillan siempre) y de que a partir de la aparición del personaje de Tom Burke la película crece un poco, no podemos dejar pasar por alto su villano. Y es que Chris Hemsworth, en un papel casi paródico con ínfulas de emperador romano (la moto-cuadriga es impagable) y postizo sospechosamente mal pegado, no ayuda a que todo fluya como tiene que fluir, ¿por qué? Que no podamos comparar a Taylor-Joy con Theron es algo evidente, ya no sólo por la trayectoria de ambas, sino por la historia o la época.
Pero no todo van a ser malas noticias. Dentro de este abigarrado ejercicio de acción también tenemos nuestros buenos momentos, sobre todo dos escenas de acción muy bien rodadas y que se zampan prácticamente toda la película, cuyo irregular ritmo no ayuda para nada en que uno se integre en la historia.
Una de ellas, que tiene lugar en una kilométrica autopista, recurre más a efectos prácticos que a digitales, y aunque suene vetusto, es en ese tipo de detalles donde se aprecia la fisicidad de lo que está pasando. Tiene elementos fuera de juego, pero se le puede perdonar. En oposición, tenemos otra escena con Burke y Taylor-Joy asediando una ciudadela con un uso de CGI que no termina de convencer, a pesar de que tampoco es una escena para nada desdeñable.
Furiosa: De la saga Mad Max lo ha intentado, sin ser un mojón, la película resulta entretenida, se ve muy bien, puede resultar algo tediosa e incluso corremos el riesgo de desconectar, pero aun estando por debajo de su antecesora, sigue dando guerra.
