Godzilla: Rey de los monstruos

Godzilla: Rey de los monstruos

Godzilla: King of the Monsters | 2019
29 de julio de 2019
La película nos sitúa prácticamente a continuación de lo que sucede en la cinta de Edwards, en su final concretamente para, acto seguido, transportarnos unos años después y meternos en la historia de los Russell, que perdieron a un hijo en la fatídica batalla final de San Francisco. Emma ha desarrollado un artefacto (ORCA) capaz de “controlar” a las bestias como Godzilla; su marido opta por destruir cualquier tipo de bestia para evitar males.

Bien es sabida la afición de la poderosa industria norteamericana del cine, de estrujar al máximo el resultado del éxito, hasta que no sea posible convencer a ningún espectador más de que lo que está viendo lo ha visto mil veces. Ahora lo vemos con Disney, pero otras siguen sus pasos y es lo que parece que sucede con el personaje nipón creado hace ya unos cuantos años (allá por 1954).

Tras la aceptable entrega de Gareth Edwards (Godzilla, 2014), su secuela llega quizá un poco tarde, y tras la estela de las enormes producciones cargadas de CGI y personajes planos que Hollywood estila mucho últimamente. Por eso la mayor parte de los defectos de Godzilla: Rey de los monstruos, no nos pillan de nuevas.

Gareth Edwards decide abandonar la secuela a pesar de que firmó en un principio para hacerla, y toma las riendas el norteamericano Michael Dougherty, cuya filmografía apenas contiene tres largometrajes (Truco o trato (2007) y Krampus: Maldita Navidad (2015)). Sus dotes con la ciencia ficción son prácticamente nulos antes de tomar el control de esta película y la verdad es que no se nota demasiado. El ritmo no decae en casi toda la cinta, lo cual es algo que se agradece.

Pero sin duda uno de los principales defectos se encuentra “dentro” de la propia película, empezando por su guion, un verdadero caos. Escrito a cuatro manos entre el propio director y Zach Shields, lo cierto es que cuesta simpatizar con algún personaje, ya que poco o nada se nos cuenta sobre ellos. El triángulo familiar que se establece entre Farmiga/Chandler/Bobby Brown no funciona y además está más que gastado.

Bien es cierto que una cinta de este tipo tampoco exige un guión digno de un Oscar, pero al menos que no todo parezca únicamente una sucesión de secuencias inconexas (a nivel espacial) en donde se muestran únicamente efectos digitales. Aquí realmente parece eso, no hay una línea narrativa que nos enganche (sí, nos engancha, pero por lo que vemos, no por lo que nos van contando) todo va hacia lo que sabemos, y además de no haber sorpresa alguna, resulta demasiado previsible el desarrollo de muchas de sus partes. Es un guión que, desde luego, mancha por completo la película. Es más, de no ser por su empaque visual y ritmo, la cinta resultaría tremendamente aburrida.

Kyle Chandler.

El reparto hace lo que puede, y en general, están todos correctos. Llama un poco la atención, el poco cuidado que se le ha puesto al personaje de Charles Dance, del que se dan poco más o menos que cuatro detalles y… listo. Si quieres saber más, uno se lo tiene que imaginar. Habla poco, se habla de él poco… un villano realmente desaprovechado.

Y es que, volviendo al guión, la historia deambula entre varias, como tratando de buscar un hueco. Se contradice en algunas ocasiones y te deja con más preguntas que respuestas. Personajes que van de un sitio a otro en muy poco tiempo, que toman decisiones casi inexplicables… todo muy hecho con prisas.

La cinta pone muy especial hincapié en el aspecto visual, donde a Godzilla: Rey de los monstruos, se le pueden poner pocas pegas. La utilización de efectos digitales luce bastante bien, y esa sensación de grandiosidad que teníamos en la película de Edwards, aquí se sigue manteniendo. Sin duda es una película muy recomendable para ver en pantalla grande.

Si la película del 2014 era más oscura, y se centraba más en los personajes (sin olvidar al propio monstruo), ésta directamente pasa de ellos y se centra en las luchas encarnizadas entre los titanes y el propio Godzilla. Sin duda son dos puntos diferentes de enfocar un personaje, pero el tremendo caos que tiene el guión de ésta, le resta muchísimos puntos.

El ritmo no decae, no hay duda, pero su guion es un verdadero caos.
4

+Info
Dirección
Michael Dougherty
Guion
(sobre el personaje creado por Toho Co. Ltd.)
Michael Dougherty, Zach Shields
Dirección de fotografía
Lawrence Sher
Música
Bear McCreary
Montaje
Roger Barton, Bob Ducsay
Formato
2.39:1
Nacionalidad
USA, Japón
Duración
132 minutos
Distribución
Warner Bros. Pictures
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