Drama

Joker: Folie à Deux

Joker: Folie à Deux

Joker: Folie à Deux | 2024
31 de octubre de 2024
Arthur Fleck se enfrenta a varios cargos por asesinato. Mientras espera el juicio en la prisión de Arkhan conoce a Lee Quinzel, una joven que cumple condena también. Entre ambos surge algo, una chispa, se complementan. Pero Fleck deberá enfrentarse a algo más que un juicio, deberá enfrentarse a qué quiere ser.

Cuando en el 2019 se les preguntaba a Todd Phillips y a Joaquin Phoenix sobre una continuación de Joker, la respuesta de ambos siempre era negativa, aquella cinta se había concedido como una película única. Dados los magníficos resultados en taquilla, los dos Oscar que ganó la cinta, y las buenas críticas, Warner no iba a dejar pasar la oportunidad por muy cerrada que estuviera la opción de una segunda parte. Cinco años después nos llega Joker: Folie à Deux (Todd Phillips, 2024), su secuela.

Ni las buenas artes (o sí) de Warner pudieron librar a una película tan maravillosa a la vez que cruel, y bien hecha como la primera Joker, de tener una secuela. Pero hay que dejar bien claro una cosa antes de enfrentarse a ella, estamos ante una cinta totalmente distinta a la anterior, a pesar de contar con gran parte del equipo que hizo un magnífico trabajo hace ya un lustro. Distinta por el tono y distinta sobre todo por lo que cuenta.

Lady Gaga.

Por un lado, la parte dramática en esta ocasión se decanta por ahondar más en la personalidad del propio Fleck. De hecho, muchas de las escenas de la película, podríamos decir que suceden directamente en la mente del personaje, y muchas de esas escenas, y esto nos lleva a otro punto, tienen forma de número musical. No es una película musical, que quede claro, pero sí que la música tiene una importancia notoria en ella y, de alguna forma es otro instrumento más para contar la historia. Poco vamos a descubrir sobre Fleck que no sepamos ya, también es verdad.

Joker: Folie à Deux es, básicamente, una película que pretende poner al personaje en el dilema sobre qué o quien quiere ser, si un tipo oscuro y triste (con sus problemas mentales), como Fleck, o un loco desquiciado que alimenta a las masas al caos como el Joker. Algo que se adelanta en el principio de la película, con ese cortometraje de Sylvain Chomet, Joker: Mi sombra y yo. Esto se resuelve fácilmente en el plano final, pero durante todo el metraje (por cierto, más de dos horas) asistimos a esa lucha de Arthur Fleck, a su intento por recuperar la ilusión o el amor (de la mano del personaje de Lee Quinzel), y a la sentencia que lo podría convertir en un asesino o en un tipo enajenado (o en ambas cosas).

Lady Gaga y Joaquin Phoenix.

Phoenix sigue estando espléndido en su papel, lo conoce, lo ha estudiado mucho y la confianza que Phillips depositó en él, no deja dudas. Su presencia con el maquillaje y el vestuario ya es icónica. Un tipo peligroso, con su corazón, fumador empedernido (el tabaco en la película es como un espectador más) que sigue destilando tanto desprecio como lástima. Por otro lado, y esto es nuevo, aquí le han puesto compañera, una especie de Harley Quinn con el rostro de Lady Gaga, cuya presencia siempre es bienvenida, sobre todo cuando hay música de por medio). Aquí construye un personaje que comparte con Fleck muchas cosas, además de servirle como revulsivo y espejo. Una pena que su escasa presencia no permita hablar más de ella.

¿Era necesaria esta secuela? Es la pregunta que muchos se han hecho. Posiblemente no, y posiblemente el riesgo al que tanto Philips como Warner se han enfrentado, les pase factura con el tiempo. Su rompedora forma (rompedora con respecto a la primera), su mezcla de musical con drama judicial, con película sobre salud mental… demasiadas cosas que, innecesarias en algunos momentos, lastran a la película a terrenos un poco áridos que no gustarán a gran parte de público que admira la primera película.

Joaquin Phoenix.

A pesar de lo innecesaria de su existencia, la película no resulta fallida. A nivel visual es increíble el trabajo de nuevo de Lawrence Sher en la fotografía, sobre todo en los momentos musicales (esos focos flotantes, los colores, el humo…) donde podemos ser testigos de la capacidad de Fleck para imaginar que la vida, a pesar de ser un auténtico calvario para él, tiene pequeños momentos de luz, casi siempre acompañados de Quinzel. Posiblemente representarlo haya sido uno de los trabajos más duros a los que se hayan tenido que enfrentar sus responsables. Lo mismo sucede con otros aspectos como el vestuario, maquillaje o esa casi agónica partitura que la compositora islandesa Hildur Guðnadóttir (que ya se llevó un Oscar por la primera) ha compuesto para esta segunda parte.

Joker: Folie à Deux no es una película sencilla de ver, no por su contenido, sino por su forma, por lo arriesgada que resulta. No hay que esperar el mismo producto porque saldremos bastante decepcionados, y quizá le habría venido bien un pequeño remontaje con menos escenas que, en ocasiones, ralentizan su ritmo, pero en general y por bien hecha que está (la elegancia de Phillips en muchos planos es sublime), quizá deberíamos darla una oportunidad, siempre sabiendo que no va a ser un viaje fácil.

Un dilema artístico entre el caos y la redención personal, una historia compleja de lucha y autoaceptación.
6

Dirección
Todd Phillips
Guion
(sobre los personajes de DC Comics)
Todd Phillips, Scott Silver
Dirección de fotografía
Lawrence Sher
Música
Hildur Guðnadóttir
Montaje
Jeff Groth
Formato
2.39:1
Nacionalidad
USA
Duración
138 minutos
Distribución
Warner Bros. Pictures
En la red

''
Te puede interesar