Afincado en los Estados Unidos, en Los Ángeles, desde que tenía 18 años, la carrera del catalán Jaume Collet-Serra no para en la industria del cine. La huérfana (2009) supone su tercer largometraje tras debutar con La casa de cera (2005) y ¡Goool 2! Viviendo el sueño (2007). Empezó con el género del terror y parece que se siente bien en él.
Bajo la producción de Joel Silver y Leonardo DiCaprio, La huérfana es más amiga del thriller que del propio terror, aunque tiene momentos que sí podrían considerarse del segundo. Su director conoce bastante bien los engranajes del cine de suspense y los plasma con bastante buen acierto en una película que, a pesar de no resultar redonda (sí, es bastante previsible todo), si que engancha desde el principio.
Y esto lo hace mezclando dos aspectos. Por un lado el drama sobre la pérdida de un hijo y la forma en la que una madre y un padre lo afrontan, aunque sobre todo se queda en el punto de vista de la madre (es lo fácil, también es verdad), sobre las consecuencias y las depresiones que esto pueda causar. Hasta aquí podría parecer que estamos ante un drama consistente.
Pero el guion da más vueltas y en mitad de los momentos lacrimógenos (no hay muchos, también es verdad) infiltra toques de suspense, dentro de los convencionalismos más característicos del género. La huérfana como drama funciona, y lo mejor es que como thriller también. ¿No tiene pegas?
Bueno, como hemos comentado, la sorpresa no es precisamente una de sus virtudes, y es quizá su lastre. Sabiendo manejar bien los hilos de la historia, peca en muchas ocasiones de escenas previsibles.
No hay prácticamente medias tintas a la hora de tratar la violencia en ella, es explícita pero sin resultar desagradable.
Aun así, y apoyado en un elenco muy solvente, donde destacamos a Vera Farmiga y a la pequeña Isabelle Fuhrman, es un producto entretenido, de digestión rápida y que se disfruta porque ella misma se toma en serio.
