Llama especialmente la atención, lo inquietante del cartel de La invitación (Karyn Kusama, 2015), quizá su atmósfera y su dirección jueguen muy a favor de una cinta que, sin esos elementos, quizá pasaría desapercibida, e incluso denostada por la mayoría. La intensidad con la que Kusama ha rodado este peculiar thriller, resulta tan atractiva como interesante y una vez que entramos en su juego, resulta una película casi hipnótica, en la que haciendo partícipe al espectador, uno es consciente de que algo va a suceder.
La pérdida siempre trae consigo unas consecuencias, por lo general, nada buenas o positivas (por muchos ánimos que uno reciba). El personaje de Will, muy bien interpretado por Logan Marshall-Green (Prometheus (Ridley Scott, 2012) o La trampa del mal (John Erick Dowles, 2010)) representa, en cierto modo, ese desconcierto, esa desconfianza que nos hace vulnerables a cualquier cosa tras esa pérdida.
La cinta arranca muy bien (con ese repentino atropeyo de un coyote y sus lamentables consecuencias). Se nos presentan personajes que, salvo los más importantes, apenas están definidos. No supone una traba, es más, favorece a la historia para generar ese desconcierto del que el guión se sirve para elaborar la historia.
Gracias al texto, Kusama construye una cinta muy intensa, perturbadora y desasosegante en sus últimos minutos, donde el suspense juega un papel esencial y en donde se hace desconfiar al espectador constantemente. Kusama nos involucra, nos hace partícipes y, lo que es más importante, sabe manejar muy bien el tiempo (a pesar de que por momentos parece que La invitación no va a ninguna parte).
Ese repentino giro en el guión, cuando parece que vamos hacia un drama y realmente vamos hacia otra cosa, salva absolutamente los muebles. La invitación es una película bien dosificada, muy bien medida y bien interpretada. Los secundarios dan la réplica correctamente, y se vuelven también partícipes junto al espectador. En este aspecto, el manejo de personajes sorprende notablemente, ya digo, a pesar de la escasa profundidad en su gran mayoría.
La invitación agradece, y mucho, su incursión dentro del panorama del thriller que, para nada, pintaba muy interesante. Muchas fórmulas gastadas en donde se le daba más importancia a otros elementos que, aquí pasan un poco de puntillas (los escenarios, incluso el contar con grandes nombres). Es un ejemplo de que se puede hacer algo bueno con poco.
Kusama, a pesar de su irregular trayectoria como directora, factura una cinta muy interesante, con un buen desarrollo, que puede costar en algun pasaje, pero que en su conjunto global resulta bastante aceptable.