Los pecadores

Los pecadores
Sinners | 2025 Terror 137
31 de mayo de 2025
Baila con el diablo.
En el Mississippi de los años treinta, los hermanos gemelos "Smoke" y "Stack" Moore, regresan de Chicago después de trabajar para la mafia a su pueblo natal, Clarksdale. Allí, se disponen a abrir un club privado y casi clandestino, de blues. Reuniendo a antiguos amigos y contactos, consiguen abrirlo, pero la misma noche, una extraña fuerza sobrenatural les obligará a luchar juntos... una última vez.

Estamos en la América sureña de los años treinta, donde la sociedad americana era tremendamente racista, y los grandes terratenientes tenían esclavos en sus plantaciones. En medio de esa sociedad, ambienta Ryan Coogler (Oakland, 1986) su tercera colaboración con el actor Michael B. Jordan, además aquí por partida doble. Con esto se afianza una dupla que tras Creed. La leyenda de Rocky (2015), Black Panther (2018) y su secuela, deja claro que ambos artistas, se entienden a la perfección.

Los pecadores es una película bastante completa, con dos ejes fundamentales dentro de toda su historia. Por un su contexto histórico-social, donde Coogler consigue reconstruir una sociedad, reflejar un ideario social y retratar la presión a la que se sometían los ciudadanos de color, a través de matices, algunos tan evidentes (varias referencias al KKKlan) y otros algo más sutiles (el hombre blanco es el diablo para el hombre negro (todos los villanos son personajes de raza blanca, por ejemplo).

Michael B. Jordan.

Y, por otro lado, la música. Y es que Los pecadores es una película en donde la música tiene una importancia considerable. Ya no solo por su banda sonora, con canciones de Geeshie Wiley o Koko Taylor, sino que gracias a esto, el espectador es capaz de sumergirse en la atmósfera que se genera a nivel sonoro (ahora hablaremos de su imagen), en donde casi puede oler ese club clandestino, que sirve como respuesta de los protagonistas gemelos a la prohibición de los negros de entrar en los clubs nocturnos. La música original corre a cargo de Ludwig Göransson, también habitual del cine de Coogler y que en esta ocasión se ha involucrado como productor de la película.

Protagonizada, por partida doble, por Michael B. Jordan, en dos papeles que, aunque pretenden ser diferentes, cuesta diferenciar y en momentos nos puede llevar a confusión (¿a propósito o no?). A pesar de la complejidad que supone esto, Jordan sale bastante airoso, como prácticamente todo su reparto, con nombres como Delroy Lindo, Jack O’Connell, Tenaj Jackson o Jayme Lawson.

Michael B. Jordan y Hailee Steinfeld.

Mención aparte el debut de Miles Caton como Sammie Moore, narrador de la historia que sirve como elemento conductor y punto de vista, para contarnos el abandono de la adolescencia. El resto de personajes necesitan avanzar, sobrevivir en la sociedad que les ha tocado vivir o lidiar con un pasado.

El grueso de la película tiene cierto aroma del cine de Carpenter (Vampiros (1998) o Fantasmas de Marte (2001)), y se toma su tiempo en presentar a todos los personajes (quizá demasiados) durante gran parte de sus más de dos horas de metraje, lo que le confiere cierta pesadez a la hora de iniciar todo. A pesar de que le cuesta arrancar, lo que nos cuenta resulta igual de interesante que el resto, pero es verdad que el ritmo en este tramo, puede hacernos abandonar en algún momento.

Michael B. Jordan y Omar Benson Miller.

En esta enorme mezcla de demasiadas cosas, brilla mucho su aspecto visual. Si antes mencionábamos a la música como un elemento fundamental, la textura y la puesta en escena, así como la fotografía no se quedan atrás. Rodada a caballo entre celuloide de 70mm y cámaras IMAX, muchas de las imágenes suponen verdaderas postales para el recuerdo y confieren a la película un empaque de gran producción.

Pocas cosas se la pueden reprochar a nivel técnico a Los pecadores, nuevo producto de Coogler que, aunque su guion a veces se pierda y se vaya por las ramas, logra reconducir una historia realmente interesante, sólida y con más virtudes que defectos. Toda una sorpresa que, sin duda, merece la pena ver siempre teniendo en cuenta que puede costar entrar en ella.

Coogler reconstruye el racismo sureño con fuerza visual y música envolvente.

Dirección
Ryan Coogler
Guion
Ryan Coogler
Dirección de fotografía
Autumn Durald Arkapaw
Música
Ludwig Göransson
Montaje
Michael P. Shawver
Formato
2.76:1
Nacionalidad
USA, Canadá, Australia
Distribución
Warner Bros. Pictures
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