Alberto y Laura Caballero, hermanos en la vida real y co-creadores de los éxitos televisivos Aquí no hay quien viva (2003) y La que se avecina (2007), se lanzan a un nuevo proyecto, en esta ocasión menos coral, quizá, que sus dos anteriores triunfos.
Machos Alfa nos cuenta la historia de cuatro amigos, Santi, Pedro, Luis y Raúl, cada uno en una etapa de su vida diferente (tanto en edad física como emocional) y de cómo cada uno se enfrenta a los nuevos retos en lo referente a la relación de parejas. Todo ello desde un punto de vista sano y tomado siempre con humor, aunque si que puede resultar chocante que, de cada 10 frases, 8 sean «chascarrillos», gracias o similares, pero se la perdona.
Que tanto el machismo como el sexismo han sido siempre un caldo de cultivo para el humor, no hay duda. Pero quizá utilizado de una forma inteligente, siempre puede servir para darnos una pequeña lección de vida. Es lo que sucede con Machos Alfa (junto a los hermanos Caballero, también se encuentra Daniel Deorador, compañero igual de las series de éxito anteriormente mencionadas), en donde todo un conjunto de clichés dentro del machismo, o de las relaciones de pareja y amistad, se reciclan para darnos algunos momentos realmente hilarantes.
Sí, la serie no es que sea excesivamente original, al menos en cuanto el tema a tratar, pero si forma de afrontarlo y de contemporizarlo, llama especialmente la atención. A esto tenemos que sumarle que la agilidad con la que los creadores son capaces de crear escenas cómicas (aunque en ocasiones suelan aturullar un poco) es pasmosa. Todo ello le da a Machos Alfa un empaque de serie ‘made in Spain’ o “españolada” como algunos la podrían definir, que no repele ni termina de hartar demasiado.
Una de sus claves radica en los personajes y en el reparto. Hay para todos, no cabe duda, pero si hubiera que destacar a alguien (y cuesta para bien) sería quizá a Gorka Otxoa. El joven actor da vida a un separado que vive con su hija y que, con su ayuda, trata de rehacer su vida a través de aplicaciones para citas. Esto da muchísimo juego, ya no sólo con las mismas, sino con las propias citas que, muy probablemente, tengan alguna inspiración real. Los momentos de Otxoa, sin duda son los más destacables, además de que el propio actor, que ya destacaba en anteriores productos, siempre logra impregnar a sus personajes de una naturalidad pasmosa.
Fernando Gil (a quien pudimos ver en la serie El príncipe (2014) y más reciente en la serie sobre el cantante, Bosé), da vida a un hombre de la televisión de éxito que, de la noche a la mañana, es despedido y reemplazado por una mujer. Su pareja (la actriz María Hervás), para intentar no perder el nivel de vida se dedica a ser ‘influencer’. Esta subtrama ahonda también varios elementos interesantes, como la fama o incluso el estar “en segundo plano”. Puede que resulte una de las partes más interesantes de la serie, además los personajes siempre están en una constante batalla.
Fele Martínez (no necesita presentación, le vimos hace poco en la segunda temporada de La unidad (2022)) da vida a Luis, un policía municipal, casado con dos hijos y con una vida monótona, a pesar de los intentos de levantar… la pasión. La espontaneidad y naturalidad de Martínez, unida a la de la actriz Raquel Guerrero (que da vida a su mujer) también proporcionan momentos realmente hilarantes.
Cierra el cuarteto de amigos Raúl, interpretado por el actor Raúl Tejón a quien hemos visto hace poco en la serie de Sergio Sánchez Alma (2022). Tejón da vida a un joven que vive con su pareja (la actriz Kira Miró) y que trata de mantener una doble vida emocional. Tejón ha sido todo un descubrimiento para el que escribe en este género, y como el resto de compañeros, aporta frescura y buen rollo a toda la serie.
En general Machos Alfa, a pesar de tratar un tema con tantas aristas como es la masculinidad y el rol en la sociedad, sabe perfectamente por donde tirar y qué teclas tocar para que todo resulte certero y muy convincente a nivel interpretativo. El abandono (separación), la indecisión (el no saber qué hacer con la vida), la monotonía y el probar cosas nuevas, son los cuatro pilares sobre los que se construye la serie.
Un trabajo que, sin duda, merece la pena (la primera temporada son 10 episodios de unos cuarenta minutos más o menos) darle una oportunidad. Resultará fácil identificarnos con algún personaje o situación y eso siempre ayuda a poner de nuestra parte para que todo fluya.