Pues a pesar de que la primera parte no dejó precisamente un buen poso a nivel general (a la crítica especializada mejor ni mentarla), nos llega ahora la segunda entrega de la particular “space-opera” de Zack Snyder, ese director tan sumamente barroco que te rueda igual una batalla que la caída de una piedra. Una segunda parte que, sigue el estilo de la primera, como era de esperar, sin dejarnos sorpresa alguna.
Que Zack Snyder no es precisamente un director que guste de sorpresas, es bastante sabido. Su cine, casi siempre recargado pero con algún elemento que lo hace curioso de ver (todo esto obviando su paso por DC), da lo que promete, no decepciona y es uno de los directores más honestos que hay hoy en día. Rebel Moon, en su segunda película quizá no habría sido tan necesaria una vez vistas las cartas.
Si juntamos toda la información que nos dan en la primera parte (La niña del fuego) con esta segunda, podríamos hacer una película de unas tres horas y el resultado habría sido el mismo. Filtrando algunos datos que son totalmente irrelevantes para la historia, una entrega única seguramente le habría resultado menos dolorosa a la audiencia.
En esta segunda película, que acontece inmediatamente después que la primera, se trata de profundizar algo más en los personajes, dándoles más fondo, más historia que contar, siempre con la intención de que el espectador simpatice o empatice con ellos. Pero esto no se da aquí.
De nuevo el guion tiene gran parte de la culpa, y es que todo es un enorme pastiche tan sobado que una vez reposado, pocas cosas nos dejan huella. Salvo una buena dirección artística, un diseño interesante de naves, y una banda sonora también con buena factura, el resto no destaca por nada.
Rebel Moon (Parte dos): La guerrera que deja marcas tiene en su último tramo final, lo que le faltaba a la primera película. Una batalla con acción (seamos sinceros, es lo que veníamos a ver) y un ritmo mucho más acertado que todo lo anterior. Sí, es que aquí hasta tiene momentos un poco somnolientos a la par que reiterativos. ¿Que la película entretiene? Pues por momentos. ¿Qué a su reparto le sigue faltando carisma? Creo que aquí estamos todos de acuerdo. A pesar de la labor de todos, de donde no hay, cuesta sacar algo.
Snyder ha dejado claro cuál es su idea de una especie de “star wars” a su modo. Todo es un verdadero ‘sindios’ con excesos (lo que le gusta al director lo épico), pero siempre fiel a un estilo que no cambiará. Le salva su tramo final y que, a muchos, Snyder, nos parece un tipo muy simpático y sobre todo muy fiel a sus ideas.
Sobran las palabras sabiendo que la primera tampoco se estrenó en el circuito de salas a gran escala.
Igual que la primera parte, evidentemente sólo en Netflix.