Después de los diversos retrasos que RoboCop tuvo antes de su estreno, quizá una vez vista, sea comprensible el hecho de que no es quizá una cinta por la que muchos puedan augurar éxito. Y es que bebiendo de una obra tan potente y dura como lo fue RoboCop (Paul Verhoeven, 1987), el brasileño José Padilha (Tropa de élite, 2007) ha filmado un suave “remake” que salvo beber de algunas ideas de la cinta original, por lo demás todo queda en un descafeinado producto de acción.
Resulta inevitable que una cinta tan espectacular como importante dentro del género, como lo fue la versión de Verhoeven, sirva de referencia a la hora de comparar ambos productos. Mientras aquella era una visión sobre la corrupción y un futuro violento, la visión de Padilha queda totalmente lejos de aquello y nos regala una cinta de acción al uso, con escasa trascendencia y/o fondo como producto cinematográfico.
Ni siquiera el altísimo nivel técnico que tuvo la cinta de Verhoeven (el espléndido diseño de Rob Bottin o los efectos especiales del equipo de Phil Tippett), queda por debajo de un excesivo uso de ordenador y CGI en la cinta de Padilha, donde todo lo mostrado ya lo hemos visto en otras películas. El resultado, a nivel técnico, no destaca para nada. Es una cinta bastante anodina en este aspecto.
Donde quizá si que profundiza este RoboCop es en los personajes, sobre todo en el lado humano de Murphy. Bien es cierto que Joel Kinnaman no es Peter Weller y que ambos no tenían demasiado hueco para lucirse como intérpretes. Aquí sucede lo mismo, es más presencia que otra cosa lo que requiere un personaje como éste. Kinnaman demuestra que un robot puede ser algo más que un simple escaparate tecnológico, eso si, le quita absolutamente toda la brutalidad que el RoboCop de Verhoeven tenía. Si en la versión de Verhoeven teníamos a dos villanos, realmente espectaculares, aquí prácticamente están eclipsados por el propio personaje de Murphy.
Como ya hemos advertido antes, la trama comparte muchísimos puntos en común con la cinta original, por lo que las sorpresas no serán demasiadas. El guión, que corre a cargo del debutante Joshua Zetumer, establece quizá una primera parte bastante más interesante y elaborada que el resto de película (nos referimos al origen y desarrollo de RoboCop). El resto no deja de ser un thriller de policías corruptos, donde Murphy debe desenmascarar todo por lo que fue asesinado.
Una película que, sin ánimo de convertirse en todo un referente, no logra ni de lejos, hacer sombra a su cinta original. Apoyada por unos buenos secundarios (Oldman, Keaton, Samuel L. Jackson (en ese intento por utilizar los medios como elemento protagonista, como hacía Verhoeven) e incluso un siempre frío Jackie Earle Haley) y con más énfasis en la relación entre Murphy y su mujer, RoboCop se deja ver aunque quizá debería haber tenido más en cuenta sus orígenes.