Han tenido que pasar nada más y nada menos que once años para que la saga creada por Wes Craven en 1996, regresara a las pantallas en una cuarta entrega. Scream 4 (Wes Craven, 2011) tira de cierta nostalgia para regalarnos una cinta con elementos de los orígenes de la saga.
Vaya por delante que esta fue la última cinta que dirigió Craven, que fallecería cuatro años después, víctima de un tumor cerebral. Para esta última entrega, el director, vuelve a contar con Williamson (en su última cinta como guionista de la saga… hasta la fecha), y eso se nota, porque la película es una especie de viaje de vuelta, con elementos que la retrotraen en muchas cosas al origen de la saga.
Los flojísimos resultados de la tercera entrega obligaban a que una cuarta parte se tomase con tiempo y, si fuera necesario, que tirase de nostalgia o que tirase de lugares comunes, para levantar un poco una saga de películas que han dado tanto como han quitado al género.
Sobre los personajes y las nuevas caras, hay que comentar que aquí el personaje de Sidney prácticamente está estancado. Después de lo mucho que lo desarrollaron en Scream 3, aquí no hay demasiadas cosas nuevas, y eso se nota. Hay nuevos rostros comos los de Emma Roberts, Hayden Panettiere, Marley Shelton o Alison Brie, además de unos cameos al comienzo de la película, por cierto, de lo más original de la saga.
Esta cuarta entrega de Scream tiene a la fama y las obsesiones como principales elementos en su trama, además de una estructura muy clásica y de volver a ser una historia de venganzas, se vuelve a repetir la fórmula, con pistas falsas, personajes oscuros que parece que tienen cosas que ocultar… se masca tensión en muchas escenas, pero por lo general hay pocas sorpresas en esta película, prácticamente hecha como termómetro del público. La importancia de las redes sociales y de su influencia en la gente joven, también componen un elemento interesante de la película.
Hemos comentado que esta cuarta entrega se aproxima más a la original de 1996, y donde también se nota es que aquí no hay muchas referencias al cine de terror, si lo comparamos con las anteriores. Si que hay elementos que toman un poco el relevo, pero no se le da tanta importancia. No así a la violencia que evoluciona y esta cuarta película resulta algo más violenta que las anteriores.
Scream 4 no resulta fallida, se trata de reconciliar con los que se quedaron en los noventa, y aunque vuelve a conseguir buen equilibrio entre el thriller y el terror, no sorprende prácticamente y todo se vuelve meramente cotidiano.