La carrera de Francis Lawrence (Viena, 1971) se ha desarrollado entre vídeos musicales y adaptaciones de libros o comics. La novela de Richard Matheson se ha adaptado en varias ocasiones a la gran pantalla, siendo quizá la dirigida por Boris Sagal en 1971 la más conocida hasta esta. Aquella, bajo el título en castellano de El último hombre… vivo, se aproximaba con menos acción a la historia de Matheson, y contaba con un Charlton Heston (ya convertido en estrella) como protagonista. La propuesta era arriesgada y su forma bastante original para aquellos tiempos. Lawrence actualiza y moderniza la historia, manteniendo los elementos fundamentales de la novela, aunque obvia quizá los más dramáticos y apuesta por una cinta de acción, con alguna pequeña pincelada de un terror muy blanco.
Lawrence podría decirse que es un verdadero experto en adaptar textos a la gran pantalla. Prácticamente su filmografía como realizador se ciñe a adaptaciones. Su éxito le llega con la traslación a la gran pantalla del personaje de Constantine, creado por Jamie Delano y Garth Ennis. Aquella cinta, le convirtió en un director referente para los fans de los cómics de Hellblazer, de hecho aunque han pasado unos cuantos años, concretamente 19, ya se ha anunciado una secuela que también dirigirá él y volverá a contar con Keanu Reeves en el papel principal. Pero volviendo a Soy leyenda, el proyecto había sido acariciado por el mismísimo Ridley Scott, que quería en su momento a Schwarzenegger como protagonista. Pasaron los años y Smith se hace cargo del personaje de Robert Neville.
La película, a grandes rasgos es una especie de ‘survival horror’ muy ligero. Se intenta en la medida de lo posible generar cierto terror, cierto desasosiego, y aunque no lo consigue del todo, si que en su conjunto resulta una cinta bastante poderosa a nivel visual. Su historia, no cuenta demasiado y la esencia del libro podemos verla realmente. Una cinta que habla sobre la soledad, sobre la supervivencia, sobre la capacidad del ser humano de autodestruirse. Es una película bastante pesimista, a pesar de que su personaje principal trata de buscar la esperanza, la redención… El trabajo de Smith, sosteniendo todos los hilos de la historia y navegando por ella a varios niveles (drama, acción, suspense) es también digno de destacar, y demuestra su capacidad todoterreno para adaptarse a, prácticamente, cualquier género.
El tremendo trabajo de producción y de efectos visuales es clave para sumergirnos en Soy leyenda. Pero si que sus efectos digitales no resultan demasiado creíbles, incluso los propios ‘infectados’ (en la novela son vampiros), todos ellos hechos digitalmente (para el guionista Akiva Goldsman el uso de gente real no resultaba demasiado intimidante). Si que merece especial atención la utilización del sonido durante toda la película. Ya no solo a nivel de efectos, sino también a nivel musical. La lacónica música de Newton Howard recalca y enfatiza de forma mas que correcta, esa sensación de soledad y de abandono.
Soy leyenda es una película bastante entretenida, juega con varios géneros, pero si la novela de Matheson se enfocaba mucho en el drama, aquí no es precisamente su pilar. Hay drama, Smith está correcto, pero poco más y sumamente convencional, cumple y ya, no permite mucho. Lo mismo sucede con la acción, hay poca, pero Lawrence sabe rodarla muy bien y genera un buen ritmo. Como hemos comentado, donde la cinta se explaya y destaca enormemente es en su poderío visual, ofreciendo imágenes espectaculares en todos los aspectos.