El director vasco Álex de la Iglesia siempre es referente en cuanto a superproducción dentro del cine español. Su último trabajo más destacable fue la serie para HBO 30 monedas, de la que está rodando la segunda temporada. Tras algunos retrasos por temas evidentes, llega Veneciafrenia su nueva cinta. Una película que, en un principio, forma parte de una serie de largometrajes que, bajo el nombre de ‘The Fear Collection’ y con coproducción de Sony y amazon studios, se irán estrenando en los años sucesivos. De hecho, a pesar de haberse estrenado en salas, se puede ver también en la plataforma de amazon.
Deudora del cine ‘giallo’ italiano, aunque con ciertas licencias, Veneciafrenia se podría incluir en la lista de imperfecciones que el director parece no haber corregido con el paso de los años y con una trayectoria tan irregular, aunque siempre tendiendo al cine de calidad e interés.
Álex de la Iglesia, que aquí recupera a colaboradores tan habituales como Jorge Guerricaechevarría, Domingo González o Roque Baños (entre otros), desarrolla una película que en su primera media hora casi cuarenta minutos, funciona bastante bien, mezclando la frescura del humor, con toques de suspense. Hasta aquí, todo parece que va a llegar a buen puerto. Pero el problema arranca cuando empiezan las muertes, todo se vuelve demasiado previsible. Que su final sea absolutamente anticlimático tampoco ayuda a levantar la función.
La película sigue, de alguna forma, las normas tanto del ‘giallo’ como de los ‘slasher’ (subgénero que tiene sus cimientos precisamente en el ‘giallo’) más contemporáneos. En este aspecto, se agradece que el director se haya arriesgado a meter en una coctelera estos dos ingredientes. Aunque el resultado no es un producto con muy buen sabor, hay que decir que podría haber sido todo mucho mejor si no fuera por que los personajes prácticamente no importan nada en la historia.
Las interpretaciones de todo el elenco no destacan precisamente por ser el alma de la película (podríamos salvar quizá a Ingrid García Jonsson, a Silvia Alonso y quizá a Cosimo Fusco (a pesar de que su personaje no es precisamente un villano modélico)). El resto cumple, pero no dejan de ser meras marionetas de una historia que no termina de cerrarse de una forma redonda. Un defecto que ya hemos visto anteriormente en otras películas de su realizador, parece que no tiene muy claro como terminarlas.
Con una muy buena producción y una ambientación bastante lograda, Veneciafrenia sabe exprimir bastante bien su mensaje, aunque excesivo y por momentos poco creíble, dentro de sus defectos (que son más que sus virtudes) al menos se deja ver. La cinta tampoco se corta cuando hay que mostrar violencia o sangre, aunque esto no es nuevo en De la Iglesia.
No estaría mal que Álex de la Iglesia volviese a demostrar su buen hacer en películas posteriores, si realmente va a haber más. Siempre podemos tomar a Veneciafrenia como una primera toma de contacto.
