Publicada a mediados de los años sesenta, concretamente en 1964, Charlie y la fábrica de chocolate es considerada como una de las obras más reconocidas del británico Roald Dahl. El escritor, fallecido en 1990, escribió además una secuela bajo el título Charlie y el ascensor de cristal, que continuaba la historia sobre el niño Charlie que se hacía cargo de la fábrica de Wonka. Pero… ¿de dónde salió Willy Wonka?.
La adaptación cinematográfica que Tim Burton hizo en el 2005 se aproximaba al origen del personaje. Un niño atormentado, sin madre y que su padre, dentista, prohibía comer cualquier tipo de dulces. Aquello le quedaba como anillo al dedo a la historia de Burton, que mezclaba comedia con algo de drama. Aunque el resultado era un poco… hortera, era un entretenimiento agradable.
Paul King, responsable de las dos entregas de Paddington (personaje creado por Michael Bond) se hace cargo de contarnos un origen bastante más amable (a veces incluso excesivamente empalagoso) de este personaje, en una película que habla, sobre todo, de los sueños. Comparte algunos elementos con la novela de Dahl, pero sobre todo sabe defenderse como producto independiente, a pesar de que no es una cinta que aporte algo nuevo. No creo que sea su intención, pero si es la de entretener, desde luego que lo consigue.
Wonka tiene un reparto interesante, encabezado por el nombre de moda, Timothée Chalamet, en un papel exigente a nivel interpretativo puesto que no olvidemos que también se trata de una versión que incluye canciones, como lo fue en su día Un mundo de fantasía (Mel Stuart, 1971), primera adaptación cinematográfica de la novela de Dahl protagonizada por Willy Wonka. Si bien no podemos considerar a la película como un musical, estas partes no resultan demasiado cargantes ni excesivas y bien podría pasar por una película totalmente fuera de este género.
Como hemos apuntado y como es todo el cine de Paul King, Wonka es una cinta sumamente amable, muy bien estructurada, con pocas sorpresas y en donde siempre el bien y la justicia triunfan. Una clásica ‘feel good movie’ que nos tendrá entretenidos durante un buen rato.
Aunque el eje principal de toda la historia es la lucha de Wonka por hacer realidad su sueño, también hay hueco para otros temas como la traición o el amor maternal. Todo ello envuelto en un papel sumamente colorido y lleno, en su mayoría, de alegría (hasta los villanos no son tan, tan villanos). No sería raro que después de verla queramos dar saltos.
Wonka es cine para todos los públicos, sin pretensiones que van más allá de hacernos pasar un buen rato. Se aleja de lo que hasta ahora conocíamos del personaje, pero asienta algunas de sus bases en la película de 1971. King ha hecho un trabajo interesante, con una buena factura y con un reparto, tanto de primera fila como de secundarios, que ayudan a que todo fluya correctamente. No la podemos pedir mucho más, porque no quiere.
Película más que correcta, que viene a completar más la historia de Wonka, aquel niño que nunca quiso crecer.
