Desde que en el 2004 el personaje de El gato con botas apareciese en la cinta Shrek 2 (Andrew Adamson, Kelly Ashbury, Conrad Vernon, 2004), no ha dejado de tener casi el mismo protagonismo que el ogro o asno en el particular “shrekverse”, ya no sólo por aparecer en el resto de la saga, sino por tener sus propias películas.
La primera, terminada la saga del tipo verde, se estrenaba en el 2011, con una taquilla bastante aceptable y con la confirmación de que Antonio Banderas, que ponía la voz en versión original y doblada al personaje, tenía capacidad suficiente para “engatusarnos” con su voz y su comicidad. No hay duda de que su presencia sonora es gran parte del alma del personaje.
Del equipo de guionistas de la primera cinta, sólo continúa Tom Wheeler, artífice de la historia. Se le unen Tommy Swerdlow, actor y guionista, y Paul Fisher. Este último, además, repite con los directores de esta secuela, Januel Mercado y Joel Crawford, tras trabajar en la secuela de Los Croods: Una aventura prehistórica. Si echamos un ojo a la filmografía tanto de guionistas como de directores, enseguida podemos hacernos una idea del ritmo que El gato con botas: El último deseo va a tener, un no parar.
Con un maravilloso arranque y una animación bastante original, esta nueva aventura nos desvela más detalles sobre el protagonista, sobre todo a nivel personal. Deberá enfrentarse a sus miedos (por primera vez), a situaciones límite e incluso a la ansiedad. Todos estos matices enriquecen bastante al personaje, a pesar de que su presencia ya es un punto a favor para poder ver la película.
En El gato con botas: El último deseo hay guiños a películas de animación (sobre todo de la factoría DreamWorks), hay mucho humor (ese acento andaluz en la versión doblada no tiene precio) y sobre todo hay aventura y acción. No podemos olvidar que se trata de un personaje aventurero. Y como sucedía en la saga de Shrek, aquí los protagonistas de otros cuentos también son protagonistas de esta película. En el fondo todo forma parte del mismo universo.
Pero lo cierto es que la película no resulta tan regular como podría parecer. Hay algún que otro bajón de ritmo que la pasa factura, y que quizá puede hacer desconectar, pero a grandes rasgos, los elementos más característicos tanto del personaje como otros que veíamos en la primera película, están presentes. No es una cinta que pueda resultar demasiado decepcionante.
Sin ser perfecta, El gato con botas: El último deseo nos devuelve un cine de animación de absoluta evasión, con una trama sencilla sin ser simple, con una técnica muy llamativa, con unos personajes entrañables (incluso algunos pequeños números musicales)… todo ello envuelto en una trama que ahonda sobre el paso del tiempo y sobre cómo nos enfrentamos a ello.