La carrera del cineasta de Delaware, Ti West, se ha desarrollado prácticamente en un 95% dentro del género del terror, tratando siempre de aportar algo nuevo, algo fresco a un género con una ingente cantidad de público por todo el mundo. West estrena X, una película que llama especialmente la atención por tres elementos que se incluyen y que la hace un tanto especial.
Sin tener un estilo muy marcado, hay que comentar que el West ya es considerado como uno de los directores del cine de terror a tener en cuenta para los próximos años. Ha participado en varios ‘terror antologies’ como V/H/S (2012), The ABCs of Death (2012) o The 3:07 AM Project (2013), donde coincidió con Max Landis o con el español Nacho Vigalondo. West sabe articular muy bien los resortes del cine de terror, manejando sobre todo los elementos que han hecho de este género uno de los pilares del cine.
En X el director apuesta por la utilización de tres elementos que, posiblemente, hacen algo especial a esta película. Por un lado, rinde homenaje al cine de terror de los setenta, con cierta predilección por la cinta de Tobe Hooper La matanza de Texas (1974), con la que comparte algunos elementos. Su estética y su textura recuerdan mucho a ese cine, en donde lo visual estaba marcado por una imagen con cierta suciedad, colores lavados, o un montaje en ocasiones hasta experimental. West se apoya en este tipo de estética para construir escenas un tanto perturbadoras, pero con el toque justo para que no sea necesario apartar la mirada.
Por otro lado, el realizador coloca el cine para adultos como telón de fondo, con unos personajes que, si bien están un tanto estereotipados (el productor que está liado con una de las actrices, el actor afroamericano, los técnicos ingenuos…) resultan de lo más agradecido para la historia. Destacamos sobre los nombres de Mia Goth y el del actor Kid Cudi (podría ser un homenaje al actor Jhonny Keyes), cuyos puntos cómicos (algo que también resulta interesante de la película) ponen en ocasiones un contrapunto muy bueno, ya no sólo a nivel de diálogos, sino también a nivel de puesta en escena.
No hay que olvidar que la película también trata, aunque no sea lo esencial, este negocio. Estamos en los setenta, con el cine de para adultos despuntando, en donde jóvenes productores veían una oportunidad muy fácil para hacerse ricos y, por qué no, para conquistar a toda aquella joven actriz que quisiera hacerse famosa.
Y el tercer elemento que West propone para la historia es su ritmo. Aunque en los primeros minutos, a la cinta le cueste un poco arrancar, es luego cuando se afianza como una verdadera cinta de terror en donde poco a poco vamos asistiendo a una matanza sin concesiones.
Llama también la atención que West, a pesar de recrearse un poco con el terror y el suspense, tiene un pequeño hueco para el drama. Y es que X también nos habla un poco del paso del tiempo, del amor (sí, aunque no lo parezca) todo ello envuelto en algunas escenas insanas e hilarantes al mismo tiempo.
No hay duda de que X es una película un tanto recomendable, que llama la atención por su estética. Con un reparto bastante correcto, con puntos de humor que contrarrestan mucho y con una historia que mezcla el terror, el sexo, lo rural… un cóctel al que merece la pena darle un sorbo.
