El escritor gallego Manel Loureiro publicó en el año 2008 la primera parte de una trilogía llamada Apocalipsis Z, sobre una infección zombi en su Galicia natal. Lo que había comenzado en Internet a modo de blog, pronto se convirtió en una primera novela (la que adapta esta película) a la que siguieron en 2010 y 2011 dos continuaciones más: Los días oscuros y La ira de los justos. A pesar de algunas acusaciones de plagio, las novelas fueron un éxito y sirvieron para que Loureiro se labrase una carrera como escritor y como columnista en diversos periódicos.
Han tenido que pasar 16 años para que la adaptación cinematográfica de su primera novela, se hiciera realidad. De la mano de Nostromo, productora española con una notable proyección internacional (la serie Penny Dreadful, Luces rojas (Rodrigo Cortés, 2012), La espera (F. Javier Gutiérrez, 2023), Bird Box: Barcelona (David Pastos y Álex Pastor, 2023) o Escape (Rodrigo Cortés, 2024) co-producción con Martin Scorsese) nos encontramos con una cinta de una factura bastante solvente.
Pero como sucede con este tipo de historias, ambientadas en mundos semidestruidos (física y humanamente) resulta bastante difícil contar con elementos que sorprendan o que no los hayamos visto antes. En este caso, Apocalipsis Z: El principio del fin, bebe de bastantes clichés, algo que no es que le reste demasiado interés, pero sí que merma considerablemente su capacidad de sorpresa o novedad.
Dirigida por Carles Torrens, con experiencia en el thriller y en el cine de terror, y con un guion de Ángel Agudo, también con una carrera labrada en televisión y en cine de terror (Sweet Home (Rafa Martínez, 2015)), la película sobre todo busca dos cosas: por un lado, resultar una propuesta diferente dentro del panorama del cine español, cuyas principales referencias a zombis más actuales se remontan al cine de Balagueró; y por otro lado ofrecernos un producto bastante entretenido. Creo que ambos objetivos se cumplen, a pesar de que, como comentamos, es una película que visita muchos lugares comunes.
Su protagonista, tocayo del autor de la novela en la que se basa, es un hombre con un trágico pasado, marcado sobre todo por su extraña incapacidad para tomar decisiones importantes en su vida. No conocemos mucho más sobre él, aunque poco a poco vamos comprobando que es un personaje que, a pesar de sus inseguridades, sabe sortear con cierto atino, situaciones críticas. Es una evolución que resulta interesante dentro del conjunto de la película. Es interesante que no se trata de un personaje arquetipo, rollo militar, científico o policía, lo que ya es un punto a favor, puesto que es más fácil empatizar con él.
Pero quizá lo más destacable sean sus personajes secundarios. Esa anciana en silla de ruedas que se sabe todos los chismes del vecindario o ese ucraniano que le ayuda a llegar hasta el hospital (el escenario final de la película). Son personajes que, sin demasiado trasfondo (ninguno en la película tiene mucho) consiguen cerrar un conjunto que apoya bastante bien toda la historia aportando, en algún momento puntual, hasta alguna pincelada de comedia.
A nivel técnico, el desafío para Apocalipsis Z: El principio del fin era más que evidente. Recrear todas las zonas destruidas, el maquillaje de los infectados, las pocas escenas de acción… todo está bastante bien ejecutado y tampoco hay una mesura en cuanto a violencia explícita se refiere. Podríamos estar fácilmente ante alguna producción norteamericana de Netflix que seguramente no notaríamos la diferencia.
A grandes rasgos es una película muy entretenida, no exenta de clichés (no se la quiere jugar para no ridiculizarse a sí misma, con una trama muy lineal que no deja lugar a sorpresas o giros de guion inesperados, con personajes que no tienen demasiado trasfondo (ignoro si en el libro será igual), pero que, en toda su unidad, resulta bastante agradable de ver dentro del género que toca. Sus momentos de tensión están bastante bien conseguidos, a pesar de que no hace nada por darles una vuelta.
Seamos claros, si esta película funciona, una secuela no resultaría descabellada (además su final abierto es un claro ejemplo de cómo respira el cine hoy en día) máxime cuando los libros de Loureiro han sido recibidos con bastante entusiasmo. Podríamos estar hablando, quizá, de alguna especie de acuerdo entre amazon y Nostromo, ésta ultima con cierta experiencia en poducciones para plataformas como Netflix.
Es una película exclusiva de Prime video, aunque quizá en un futuro se edite en formato físico, lo cual sería una estupenda noticia. No sería la primera vez que sucede esto con un título de esta plataforma.