A pesar de que el catálogo de películas de Netflix no es quizá su fuerte, de vez en cuando podemos encontrar algún título que se sale un poco fuera de lo que ofrece. En este caso y bajo la batuta de la directora danesa Susanne Bier (Un mundo mejor, 2010) llega la cinta apocalíptica A ciegas (nada que ver con la adaptación de la novela de Saramago Ensayo sobre la ceguera que dirigió Fernando Meirelles en 2008 y cuyo título se tradujo igual en España).
Se trata de una película que mezcla varios géneros, el terror, el thriller o el drama, aunque no define realmente a cual de ellos dar más peso, ya que se mueve tanto entre esos terrenos que cuesta discernir realmente cual es el tono general de la cinta. En momentos se apoya sobre el drama de una madre, en otros nos transmite angustia y miedo, y en otros momentos se deja llevar por el thriller para hacer más partícipe al espectador de lo que está viendo.
Para dar forma a la historia, Bier ha contado con Eric Heisserer, guionista de La llegada (Denis Villeneuve, ) y de la nueva versión de La cosa (The Thing) (Matthijs van Heijningen, 2011), ambas cintas de ciencia ficción un género por el que el también productor, se maneja con soltura. Sin embargo, su adaptación de la novela de Josh Malerman, no parece explotar todo el potencial que podría, teniendo como base el escrito publicado hace cuatro años. Heisserer, como anticipaba, divaga entre varios géneros y aunque tiene alguna que otra escena interesante, deja al final todo en un ejercicio sencillamente, muy entretenido.
No es que sea una tara o un defecto para la película, al menos para el que suscribe esta reseña, pero si terminada, queda esa sensación de que hay cosas que no terminan de explicarse, de ciertas escenas a las que se les podía haber dado más “chicha” o de algún que otro personaje que podría haber estado algo más definido. De todas formas, durante las dos horas de metraje, resulta bastante fácil estar en tensión si entramos en su juego, si simpatizamos con los personajes.
Junto a Bullock, una serie de secundarios que, en mayor o menor medida, cumplen sobradamente sus papeles, como es el caso de John Malkovich, Trevante Rhodes o Tom Hollander. La protagonista de Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) lleva prácticamente todo el peso de la película, pero no sería justo no hablar de quienes la “acompañan”. Sí, hay clichés y alguna que otra parte un tanto previsible, pero son pocas las veces en las que podemos adivinar qué va a pasar antes de que suceda.
Con alguna que otra secuencia interesante, resulta casi inevitable recordar cintas como Un lugar tranquilo (Joseph Krasinski, 2018) o El incidente (M. Night Shyamalan, 2008), con las que comparte algún que otro elemento y que, podrían suponer quizá, un condicionante para verla.
Una película bastante entretenida, que pide más desarrollo en algunos aspectos, con un reparto solvente, bien rodada y que a pesar de su duración no llega a hacerse larga. Quizá sea, hasta la fecha, una de las mejores cintas que puede ofrecernos Netflix.
Aunque en Estados Unidos Netflix poco a poco va estrenando sus películas simultáneamente en cines y en su plataforma, en España de momento no se hace. Resulta raro que al estar Sandra Bullock o John Malkovich en su reparto no se haya estrenado en cines, pero también dada la proximidad con la película Un lugar tranquilo, se haya decidido a no estrenarla en cines.
Sólo a través de Netflix.