A pesar de lo ajustado de la recaudación de El hombre de acero (Zack Snyder, 2013), Warner ha vuelto a confiar su gallina de los huevos de oro (es decir, el universo DC) al mismo realizador de aquel desastroso regreso del hijo de Krypton. Aquí ahora enfrentado de nuevo a otro villano (para que vamos a cambiar las cosas) y con más superhéroes de por medio. Si aquella película pecaba de de excesos, ésta cae prácticamente en los mismos errores.
Batman v Superman: El amanecer de la justicia (Zack Snyder, 2016) nos devuelve también al personaje creado por Bob Kane y Bill Finger a finales de los años treinta y que ha visto numerosas versiones cinematográficas, siendo quizá la llevada por Nolan la más compleja y más laureada de todas (con sus defectos incluso). Batman, en esta ocasión, lleva el rostro de un casi inexpresivo Ben Affleck de quien muchas veces ha quedado claro que su hueco en el cine está tras las cámaras.
Aún con todo y con eso (es decir, con dos actores con expresividades limitadas), Snyder y la Warner, se han dejado toda la pasta en un espectacular artificio que no termina de conseguir ni siquiera un ápice de emoción en su extensa e innecesaria duración (más de dos horas).
Ni siquiera con los minutos adicionales de la versión extendida (comercializada en bluray), mejora la cosa. Se puede ser escueto y directo, pero Snyder desde luego que no lo es y a estas alturas dudo mucho que cambie.
El ritmo de la película la divide en dos mitades, una primera con menos acción y una segunda en donde la infografía, los efectos digitales y las escenas de acción, toman presencia única y exclusivamente para el goce y disfrute de los que sólo buscan eso en una película. Estarán contentos.
Quizá hablando de esa primera parte (que se lleva algo más de una hora de metraje), Snyder lanza multitud de pequeñas tramas, todas ellas con un nexo en común, enfrentar a los dos superhéroes, pero lo hace aportando excesivas escenas que tampoco es que sumen demasiado. Es como cuando cuentas una historia desordenada y al final todo el mundo no se entera.
Si tenemos en cuenta el hecho de tener a Jesse Eisenberg sobre actuando (otra novedad a estas alturas), pues tampoco hace un favor el tratar de reinventar a Lex Luthor, personaje más que definido tanto cinematográficamente como en los cómics, sin necesidad de dotarlo de ese constante nerviosismo inexplicable.
Quizá los secundarios sean los que se salven de esta sangría. Tanto Amy Adams como Laurence Fishburne o la anecdótica presencia de Diane Lane, son quizá pequeñas alegrías que nos hacen pensar que al menos los secundarios tienen peso en una película de estas características. Jeremy Irons, sería el más destacable con una verdadera renovación del personaje de Alfred (ahora es un mecánico-ingeniero-mayordomo-informático).
Tampoco ayuda ese recargado romanticismo que Snyder crea entre Lane y Superman, un amor llevado a extremos casi excesivos. Volvemos de nuevo a contar algo que el espectador ya conoce, no es necesario gastar tiempo en ello.
Entra en escena también un nuevo personaje del que Warner ya se está encargando de convertir en oro (veremos a ver qué sucede), como es Wonder Woman, aquí con el rostro de la angelical Gal Gadot, más conocida por su participación en la saga de A todo gas. Gadot, con una más que misteriosa presencia en pantalla (sólo sabemos que se hospeda en hoteles caros y lleva ropa sofisticada, mucho lujo pero viaja en turista), sirve igualmente de enganche para futuras producciones.
La que se supone que es una primera puerta para la próxima cinta sobre los personajes de la llamada Liga de la Justicia (aquí ni se menciona a Linterna Verde, por ejemplo, uno de los pilares del grupo, pero si a Aquaman o a Cyborg) se queda en un batiburrillo de escenas espectaculares, una trama tan simple que necesita relleno, y un conjunto interpretativo que podría mejorarse bastante.
Snyder no ha arriesgado absolutamente nada, ha mezclado historias de Superman con un personaje como Batman, y se han sacado de la chistera que ésta podría ser el inicio de una nueva saga. ¿Es necesario entonces ese final tan excesivo? ¿es necesario dejar así a Superman sabiendo que hay más después?
Una vez más, Snyder ha demostrado ser un mal realizador, preocupado únicamente de lo que «se ve» en pantalla, no de lo que entendemos. Pero el negocio es así y Hollywood manda.