Poco a poco el cine soviético (ruso, más bien) se va poniendo las pilas y empieza a medirse bastante bien con las grandes producciones “made in Hollywood”, al menos en el aspecto técnico. Títulos como Atracción (Fedor Bondarchuk, 2017) con quien comparte actor protagonista ésta Coma, The Blackout: La invasión (Egor Baranov, 2019) o la más reciente Sputnik (Egor Abramenko, 2020), alcanzan un nivel técnico digno de un blockbuster actual hecho en norteamérica. Esto no significa que sean un competidor especialmente fuerte, que podrían, porque el cine no es sólo imagen y sonido, hay algo más detrás, y aquí de momento tienen que mejorar bastante.
Se nos viene a la mente enseguida la cinta Origen (Christopher Nolan, 2010) en cuanto vemos las primera imágenes. Coma nos sitúa muy rápido en la acción, nos invade al momento con su apabullante y espectacular nivel de efectos digitales, posiblemente de los mejores y más llamativos que hemos podido ver en este tipo de producciones rusas.
Hablamos de la referencia de la cinta de Nolan, porque la historia juega en varias ocasiones con esa doble realidad, por un lado una realidad tangible, en donde uno se hace daño si se cae o si le disparan, pero por otro lado una realidad que te permite saltar de un edificio a otro como si saltaras unos pocos centímetros. No hay duda de que su director ha tomado como referencia una de las cintas más alabadas del realizador británico.
Hasta aquí Coma podría resultar una cinta llamativa, hasta incluso interesante. Pero tiene el problema de que el guión es sumamente fallido. Su idea es la de ir dejando pistas al espectador durante la primera hora para, al final, explicarle todo. Bueno, es respetable (nada nuevo, eso sí), pero falla en multitud de cosas que, como suele suceder, pasan sin explicación, sin motivo. Hay detalles que bien podrían haberse explicado con algo más de detalle (como por ejemplo el origen de esos extraños seres que quieren acabar con la gente del mundo “en coma”).
Es un defecto que suelen tener prácticamente todas las grandes producciones de ciencia ficción rusas. Quizá en un intento por tratar al público como algo más que un mero espectador, alargan tramos innecesarios con la intención de explicar cosas, pero no… simplemente es una dilatación más estética que otra cosa.
Y ojo, porque Coma, una vez entrado en su juego del todo vale y pasando olímpicamente de sus referencias “nolianas”, es una película que puede resultar hasta entretenida. Resulta casi frustrante que una idea que podría haberse explotado mucho mejor, acabe siendo prácticamente una escaparate visual para que veamos de lo que son capaces sus artistas digitales.
La película convence a nivel visual, pero yerra en todos los demás aspectos. No hay sorpresas, los personajes no transmiten nada, no hay emoción… todo es tan frío que al final uno se queda únicamente con lo que ve.
No es ninguna novedad que este tipo de producciones tengan escasa carrera internacional. Su estreno en salas comerciales europeas se ha reducido a dos o tres países, por ejemplo en Alemania sí se estrenó a principios de este año.
La película, como algunas otras rusas de este tipo, se dobló al inglés, y es posible encontrar ediciones tanto en bluray como en DVD fuera de Europa. En Estados Unidos, por ejemplo hay editada una edición en bluray pero sólo con subtítulos en inglés. También existe una edición física en bluray editada en Alemania.
