En el pasado Festival de Sitges, se pudo comprobar cómo el western no está del todo acabado. No es un género tan rancio como muchos suelen afirmar, y según lo visto en Comanchería (David Mackenzie, 2016), aún tiene mucho que contar, eso si, siempre con historias más o menos contemporáneas.
Lo primero que llama la atención de Comanchería es su reparto. Pocas pegas podemos ponerle a un “cast” con Jeff Bridges, Ben Foster y Chris Pine. Todos están muy correctos, aportando credibilidad y solidez a cada uno de sus roles. Quizá el personaje de Bridges pudiera resultar un poco tópico, pero simplemente la mera presencia del protagonista de Valor de ley (Ethan Cohen y Joel Coen, 2010) le aporta al personaje lo esencial, convirtiéndose incluso en uno entrañable.
La historia de Comanchería además cuenta con un personaje en forma de entorno. Esa Texas asolada por la crisis, la América que ha empeñado a los nietos para sacar adelante las fincas, las familias, todo ello reflejado en una espléndida y decadente fotografía.
Los dos protagonistas, a sabiendas del final que les espera (algo que ellos incluso saben), tratan incluso de encontrar la redención, el perdón por los hijos que no fueron cuando su madre estaba viva. La búsqueda de ese perdón es lo que les mueve por dentro.
Comanchería bebe mucho del western. Un género que para muchos estaba casi extinto, pero que resurge algunas veces con pequeñas apuestas cada año. Mackenzie ha facturado una cinta espléndida, con escaso margen de error, llena de intensidad, pero también con un ritmo pausado, que podría añadirle detractores.
Aún con sus pequeñas (nimias) taras, es una buena película, sobre la lucha de unos ideales, sobre el perdón, que además tiene una pequeña carga crítica contra el sistema bancario, y todo ello envuelto en ese halo de thriller fatalista.
El excelente trabajo de Pine, Foster y Bridges, así como del resto de secundarios, no hace más que establecer a Comanchería como uno de los descubrimientos del año, una película que se saborea despacio y que es al final cuando entendemos sus motivos.