Nueva adaptación, y van tres, de la novela de Stephen King publicada en 1975, en esta ocasión dirigida por Gary Dauberman y bajo la producción de James Wan. Para ambos no es nueva la alianza, Dauberman se encargó de la tercera entrega de la saga Annabelle, además de escribir el guion de las anteriores y de las dos entregas de La monja (Corin Hardy, 2018). Podemos decir que el terror es un género que conoce bastante bien.
El proyecto de esta nueva adaptación de la novela de King llevaba arrastrando en Hollywood desde el 2019. Tras pasar sucesivas “cribas”, y un estreno ‘interruptus’ en salas, finalmente se decide por lanzarla en plataforma. Podría haber sido una cinta con buena aceptación en taquilla, todo sea dicho, aunque debe ser que los números no les cuadraban a los jefes de Warner.
Y si bien sus productores se mostraron cautelosos, lo cierto es que la película no viene a romper moldes, ni siquiera por ser la única adaptación hasta la fecha de la novela en la que el autor aparece en la producción, ¿daría su visto bueno entonces? Eso sólo King lo sabe.
Y la verdad es que la película sin ser redonda es un ejercicio bastante disfrutable y entretenido, lo que parece ser su principal aspiración. Durante todo el metraje, la película empieza como cinta de terror, y poco a poco todo toma un giro más hacia el cine de aventuras y suspense que otra cosa. Incluso observamos algunas pinceladas cómicas dentro de ella, eso sí, más bien de forma involuntaria.
Su reparto está correcto, encabezado por Lewis Pullman, el hijo del también actor Bill Pullman, en el rol protagonista que antaño protagonizasen David Soul o Rob Lowe en la anteriores adaptaciones. Pullman, que se pasa prácticamente toda la película con un sempiterno rostro de desconcierto, hace lo que puede dentro de una historia que tampoco le exige mucho más. Junto a él veteranos como Alfre Woodard, Bill Camp o William Sadler, este último parece que más bien pasaba por ahí.
La nueva adaptación de El misterio de Salem’s Lot entretiene, está hecha, curiosamente con bastante buen gusto a nivel visual, y sus efectos especiales también son un punto destacable. Pero la previsibilidad de todo y una sospecha sobre un posible abuso de la tijera en el montaje, la hacen perder puntos.
Aún así, con estas taras, la película de ve dignamente, con interés y, seguramente se olvide a las pocas horas. Es Stephen King, ya sabemos a lo que vamos, y con un reparto bastante poco conocido, la película tampoco puede aspirar a mucho más de lo que da.
No parece que Warner confiase en un proyecto que ha tardado casi cinco años en materializarse. No se la querían jugar y teniendo la baza de su propia plataforma, para que más.
La película sólo se puede ver a través de la plataforma Max.