El cine de terror que pulula en las salas desde hace unos años sigue una fórmula, unos cánones, y con ellos se suele garantizar, al menos, que la película en cuestión sea más o menos rentable. Muy rara vez aparecen títulos que se salen de estos elementos y que logran destacar sobre el resto. Pero si hablamos de la película El sótano de Ma (Tate Taylor, 2019) quizá no deberíamos meterla en ese saco.
La película del director de Criadas y señoras (2011) o La chica del tren (2016) tiende más hacia un thriller que hacia una película sencilla de terror que busca únicamente hacer sobresaltar al público de las butacas. Y es que al menos se molesta en tener en cuenta algo más sobre los personajes, y sobre todo en su protagonista (la Ma del título y que aquí tiene el rostro de Octavia Spencer).
Aunque parezca mentira, la cinta trata diversos temas que tiene, como nexo común, la adolescencia. Esa fase de la vida en la que uno cree que puede hacer lo que quiera y en la que no importan las consecuencias de lo que se hace. Esa fase de descubrimientos, de decepciones…
Y Taylor lo hace partiendo del pasado del personaje de Ma, una mujer atormentada, tremendamente infeliz y marcada por un pasado en donde se mezclan turbios episodios de su infancia. Una infancia y una adolescencia que nunca llegó a vivir como una niña normal. Es lo que ha marcado su vida y durante todos los años, ha estado maquinando una venganza, la de aquellos que se rieron de ella, se aprovecharon de ella o, sencillamente, no la dejaron vivir.
El sótano de Ma deambula entre el thriller de adolescentes, con algunas pinceladas dramáticas, y, sobre todo en su último tramo, con algo de terror, pero muy ligero y sin pretensiones de “dar miedo”. Ante todo es un thriller y no una película de género, Taylor lo sabe y por eso la cinta no estira más de lo necesario las escenas algo más cruentas (que no es que haya muchas). Evidentemente también juega con muchas situaciones que resultan un tanto irreales y/o poco creíbles, pero es un juego que, a día de hoy, no es nuevo en Hollywood.
Pero quizá su mayor lastre sea el enorme charco de tópicos que va dejando tras su metraje. El guión, firmado por Scotty Lander, prácticamente desconocido para muchos, no aporta demasiado sobre los jóvenes protagonistas. Si que es verdad que se centra en el personaje de Spencer, de buenas formas, pero deja olvidados otros. Quizá si no se hubiera entretenido en otros aspectos de la historia que, no llevan a ningún sitio, podría haberse extendido algo más.
Tiene buen pulso, la película nos va preparando poco a poco para el final, con pistas, detalles, flashbacks de la protagonista. Un sinfín de elementos que hacen que pensemos más sobre Ma, sobre qué hace y cómo vive. Pero lo que tendría que ser un final aterrador, o al menos sorprendente, termina siendo un sucedáneo que apenas perturba y que no hace más que sospechar que la historia debería haber sido más malvada.
Taylor deja claro que para thrillers más o menos efectivos, es válido, pero no se le puede exigir mucho más. Una película que tiene potencial, tiene cosas que están bastante bien, pero su intento de ser perturbadora y de inquietar o incluso adoctrinar de alguna forma, a los jóvenes, hace pesar quizá más sus defectos que sus pequeñas virtudes.