El director canadiense Denis Villeneuve, que ya sorprendió a muchos con su trabajo en Prisioneros (2013), vuelve a llevarnos hasta una truculenta historia que toma, una vez más, la literatura como base, en este caso una novela del escritor portugués José Saramago, El hombre duplicado.
El original planteamiento de tener un doble no es algo que Hollywood no haya tocado nunca. Pero la aproximación de Villeneuve a la obra de Saramago quizá le convierta en una novedad dentro de este tipo de historias. Enemy es una cinta compleja, bastante sobre todo en su primer visionado y uno tiene la sensación tras verla de que se ha quedado a medias, de que Villeneuve no ha contado todo.
Al igual que sucediera con Prisioneros (2013), el realizador le ha dado importancia no sólo a la historia, sino también a la estética, y es que en Enemy, asistimos a una fotografía sobria, pesada, tan marcada por esa especie de tono beige-sepia, que nos enfatiza la opresiva vida del protagonista. Igualmente ha tenido muy en cuenta la arquitectura de la ciudad donde rueda, la ciudad donde se desarrolla la historia. La predominancia de líneas rectas, de fríos conjuntos de edificios, de viviendas pequeñas… todo ese mundo en el que deambulan los personajes, también conforman un escenario de tensión y opresión. Villeneuve además se ha decantado por adornar la producción con muchos elementos “vintage” (el coche del protagonista, el videoclub, la clase de la universidad…), dando a todo el conjunto un empaque que mezcla lo antiguo con lo moderno.
Pero detrás de la historia de Enemy subyacen muchas cosas. Se juega igualmente con tópicos, con opuestos, con pequeñas tramas, pero quizá no se le ha dado mucha importancia a un trasfondo para los personajes. Sí, conocemos a Adam, conocemos cosas muy básicas de él, pero el guión no se para a pensar demasiado sobre más aspectos de él, quizá no sea necesario igualmente.
Mientras Adam es un hombre caótico, con cierto desorden en su vida… su doble es todo lo contrario. La cinta juega mucho con opuestos, incluso aspectos de la vida de uno se reflejan de manera contraria en la del otro. Un personaje (el de Adam) espectacularmente tratado por Jake Gyllenhaal con quien Villeneuve también trabajó en Prisioneros (20123) y que aquí hace una labor de interpretación doble, de bastante calado, dotando a ambos personajes de caracteres diferentes, con sutiles cambios, los justos para que el espectador no se pierda.
Enemy no es una cinta sencilla, hay que partir de esa base. Contiene numerosos elementos simbólicos que se mezclan con la trama e intentar dar una explicación a todo lo que estamos viendo, pero es quizá una de sus mayores pegas. La película exige demasiado al espectador, que quizá vaya con otra idea de su historia. Ya partimos de que, la película sí, plantea intriga, pero no es quizá lo que más la interese. Te mantiene en tensión, crea interés y no se hace excesivamente pesada.
Probablemente sea necesario revisarla unas cuantas veces para coger detalles, cosas, más elementos que nos permitan aclararnos en su compleja red que, dicho sea de paso, teje durante toda la cinta un clima tan angustioso como caótico.