Tras su holgada experiencia tanto en el mundo del cortometraje como de la televisión (con series de realización más que solvente), Jorge Torregrossa se ha lanzado a la dirección de su primer largometraje con la adaptación de la novela de David Monteagudo, para algunos, un interesante ejercicio sobre tensión y relaciones humanas.
Desgraciadamente (tanto para Torregrossa como para el público), Fin no es precisamente una historia con cierto regusto a cinta apocalíptica o pre-apocalíptica. En la cinta no vamos a encontrarnos paisajes desolados o seres mutados por la radiación post-bélica. No hay nada de eso en Fin, porque para empezar, no es precisamente lo que a Monteagudo le interesaba contar en su novela.
El planteamiento de Fin es bastante acertado, y hasta tiene algunas escenas bien llevadas, con actores muy naturales y bien colocados en escena. Pero en cuanto descubre uno el palo del que va, la cosa empieza a tornarse en pretensión y hasta tedio. No hay, o al menos no se deja claro, un porqué en toda la trama de Fin. Los personajes van a su fatídico destino, pero no sabemos el motivo, simplemente por ¿curiosidad? o ¿porque sí?
Fin plantea una historia en donde las relaciones entre los personajes, deberían ser el plato fuerte, las tensiones entre ellos por roces pasados, por antiguas relaciones… todo eso debería ser el caldo de cultivo de escenas interesantes en donde se pondría a prueba la resistencia humana a las situaciones límite (muy al estilo Danny Boyle). Todo esto queda ensombrecido por un pobre reparto, con escasa personalidad.
Quizá la notable fotografía (de José David Montero, compañero de Torregrossa en algunas series) es lo más llamativo de una cinta bastante anodina y que no aporta demasiado al panorama cinematográfico español. Eso sí, hay que reconocerla que crea, cuanto menos, curiosidad por su clímax. El reparto de Fin, encabezado por Daniel Grao, Maribel Verdú y Clara Lago, no demuestra excesiva entrega, la verdad. Grao se pasa casi toda la cinta con cara de circunstancia, incluso con escenas en donde debería mostrar, al menos, cierta incertidumbre y/o tensión. Maribel Verdú continúa encasillada en su mismo personaje (demasiado corriente y en ocasiones sobreactuando) y Clara Lago… una lástima puesto que su personaje parece que podría ser el más interesante de todos.
El resultado desluce mucho a pesar de la importante campaña publicitaria que se trajo. De hecho al final, uno tiene la sensación de que no le importan nada ni los personajes ni la historia, y que hasta ha perdido el tiempo. Insisto, es sólo una sensación.