Siempre es noticia que una película de superhéroes llegue a las pantallas, sobre todo a nivel de industria, puesto que desde que MARVEL entró en escena, estas producciones siempre suponen un buen impulso en las taquillas. Pero no es oro todo lo que reluce, y también es sabido que una cinta con héroes no es garantía de hacer una taquilla abultada. Flash (Andy Muschietti, 2023) es un ejemplo más de que DC no parece haber encontrado la fórmula que tan bien le ha funcionado a MARVEL, a pesar de que éstos también se la han pegado en varias ocasiones en la taquilla.
Anunciada hace ya un tiempo, Flash es un ‘spin-off’ del personaje que ya vimos tanto en televisión, no ya con las series de John Wesley Shipp (en los noventa) o la de Grant Gustin (ya con el auge de las plataformas) sino sobre todo con la primera aparición a nivel cinematográfico del personaje creado por Robert Kanigher y Carmine Infantino. Fue en Batman v Superman: El amanecer de la justicia (Zack Snyder, 2016) donde aparece por primera vez. Aquí nos cuentan un desarrollo más complejo, que toma algunos detalles del cómic del 2011, Flashpoint.
Dirige Andy Muschietti. El director de origen argentino, dio el golpe en Hollywood al adaptar en dos películas, la novela de Stephen King, It. Muschietti se adentra así en el ‘blockbuster’ (aunque muchos consideraron su adaptación literaria como tal) con una cinta entretenida, pero que no pasa mucho más. Flash es cine de evasión, sin ninguna otra intención más allá de su autoconsciencia.
A pesar de eso, la película si que profundiza bastante bien en el personaje protagonista y su obsesión por el tiempo. La película centra su historia en el concepto amor y madre, en cómo Barry Allen se enfrenta a varios dilemas con la figura de su madre como detonante de toda la trama.
Pero al margen de lo que pueda haber detrás de la trama, llama especial atención en plantel de secundarios que pueblan la película. Ben Affleck, Michael Shannon, Maribel Verdú, Ron Livingston, Gal Gadot, Jeremy Irons, Temuera Morrison, y por supuesto Michael Keaton. Y es que gran parte del interés que suscita la película recae en el personaje de Bruce Wayne, que retoma Keaton desde 1992. Gracias a su presencia, a la potencia de las imágenes y a la importancia de la música cuando aparece (siempre con la sempiterna melodía de Elfman de fondo), sus momentos son de lo más aplaudidos de la película.
Lo mismo sucede con Sasha Calle, la actriz que da vida a Supergirl. También le da a la película otro aire cuando aparece. O Michael Shannon… volviendo a interpretar al General Zod. No hay duda de que el peso de los secundarios es bastante importante en la película, tanto que a veces son más dueños de ésta que el propio Ezra Miller.
Sin ser redonda (quizá el excesivo metraje le juega alguna mala pasada) Flash se deja ver, no es quizá la película definitiva de DC, pero su aportación y su visión de los multiversos (la escena en la que aparecen los actores que han dado vida a Superman o a Batman, es antológica) resulta interesante.
Una película sobre la obsesión por el tiempo, sobre las decisiones que tomamos en la vida o sobre la necesidad de conocer los límites de uno mismo. Este tipo de planteamientos son los que presenta la cinta.
Si que no está muy bien equilibrada con otras subtramas que, bien tiene importancia, parece que no importan demasiado, como la que concierne al padre de Barry (se menciona y queda claro, pero le faltan detalles). Como decimos, no es una cinta perfecta, pero se deja ver.
Apoyada sobre todo por el factor nostalgia, Muschietti firma una película absolutamente impersonal, pero entretenida (que es lo que se le pedía), con un guion no demasiado redondo en el que algunas tramas no están demasiado desarrolladas y en donde los secundarios toman más peso conforme avanza la película. El toque de humor que tiene no resulta molesto (la mezcla entre torpeza y despiste de Allen es lo más gracioso) y tampoco entorpece demasiado su desarrollo, salvo cuando se mezcla con el tono serio de otros. No existe un contraste que pueda resultar gracioso. Allen hace gracia solo, acompañado quizá no tanto.
