Precedida por una legión de fans estrepitosamente implacable, James Gunn se la jugaba haciendo una adaptación de MARVEL, un terreno absolutamente nuevo para él. Si echamos un ojo a su filmografía, más centrada en el guión que en la dirección, resulta cuanto menos chocante su elección para una cinta de una repercusión como Guardianes de la galaxia.
Pero como todas las cintas que adaptan personajes de MARVEL, ésta corre el mismo riesgo, resultar ninguneada por una cierta parte del público ya saturada con tanta capa, superpoder y rayo cósmico, algo que, a la larga, pasará factura. En este caso, la adaptación del cómic creado por Dan Abnett y Andy Lanning, apela más al humor facilón y al chascarrillo que a un universo más complejo, algo que juega a su favor, por supuesto.
La fórmula que tanto ha funcionado en las adaptaciones de MARVEL, parece apartarse un poco para dejar paso a una comedia algo ligera, pero que no pierde nunca su verdadero espíritu aventurero. Aunque ya advertimos de entrada que Guardianes de la galaxia no nos va a descubrir nada nuevo, si que puede conectar quizá con un público menos exigente, dada su ingente cantidad de acción, comedia, aventuras… elementos todos, tan universales como atractivos para el público en general.
El resultado, aparte de ser una cinta bastante típica, es un pastiche muy bien mezclado y que se saborea con gusto, a pesar de que ni empalaga ni nos deja un regusto con ánimo de repetir. Guardianes de la galaxia es una cinta entretenida, con una historia sencilla, con unos personajes con los que se simpatiza al momento (Rocket sin duda es quien se lleva la palma, seguido del propio “Starlord”).
Pero MARVEL no logra quizá su cinta más redonda, a pesar que su factura técnica es prácticamente intachable, puesto que detrás de todo artificio, no hay mucho más donde escarbar. En ese sentido, cintas como Capitán América: El soldado de invierno (Anthony Russo y Joe Russo, 2014) o cualquiera de las recientes X-Men, la superan en cuanto a historia e intensidad. No es quizá el punto fuerte de Guardianes de la galaxia, pero tampoco parece importarle demasiado, sabiendo que, desde su génesis, sería y ha sido, una cinta más que rentable.
Gunn cuenta con un reparto singular, algunos hasta incluso repiten con él (Michael Rooker, con quien trabajó en aquella “frikada” llamada Slither: La plaga (2006)). La elección de Chris Pratt, casi un desconocido para muchos, o la incorporación de las voces (en versión original, claro) de Bradley Cooper o Vin Diesel, son todo un acierto para conectar con el público.
A grandes rasgos, Guardianes de la galaxia se mantiene como un blockbuster cien por cien “made in Hollywood”. Todo está preparado, no hay lugar para improvisaciones, e incluso hay huecos para intentar apelar a los sentimientos (escenas que no desentonan dentro de la cinta), pero es innegable su visión como película de entretenimiento y seguramente le supondrá a MARVEL una buena mina de oro, aunque le exigirá innovarse cada poco tiempo si no quiere que sus guardianes sean demasiado conocidos.