El cine de Gracia Querejeta siempre ha tenido un marcado carácter social, con una clara apuesta por personajes bien definidos. Su apuesta por Invisibles es un tanto arriesgada, tres personajes, un solo escenario, y mucho diálogo.
Tercera colaboración entre Santos Mercero (hijo del mítico Antonio Mercero) y la directora madrileña (15 años y un día (2013) y Felices 140 (2015)). Una colaboración que, de nuevo, saca a relucir un tema social tan en boca de todos últimamente, como es el feminismo y el papel de la mujer en la sociedad actual (aunque no es el tema más importante de toda la película). Un tema que parece servir no sólo para reivindicarlas, sino para dejar claro que además, uno de los principales problemas a los que se enfrenta el ser humano es la soledad. Y es que en el fondo, en los tres personajes sobrevuela cierto miedo a ella.
Querejeta y Mercero vuelven a definir muy bien los personajes a través de diálogos, tomados e interpretados con bastante naturalidad por las tres protagonistas (Emma Suárez, Nathalie Poza y Adriana Ozores). Cada una tiene su trama, y entre las tres logran una especie de consenso sobre lo que debería hacer la interesada.
Suárez es una mujer de negocios que flirtea o no (eso lo deja para el público) con su jefe; Nathalie Poza es una mujer que tras una separación lleva poco tiempo con otra persona pero no se lleva bien con la hija de éste; y Adriana Ozores es una maestra de instituto que no soporta a sus alumnos y que lleva la carga de un terrible suceso.
Invisibles es un retrato generacional sobre la soledad, y sobre cómo se enfrentan estos personajes a los que se les coge enseguida cariño.
Temas como la figura de la mujer en el mundo empresarial, las relaciones después de una separación, la frustración profesional, el paso del tiempo o la relación con los hijos se tocan en cada una de las conversaciones, dándonos una visión global de cómo la sociedad los aborda.
Invisibles es una película sencilla pero con bastante enjundia y que detrás de su guión tiene bastantes notas interesantes que la convierten en una pequeña joya dentro de la filmografía de su directora.
Su guión define bien a los personajes, pero es cierto que, en ocasiones, puede resultar un tanto impostado y artificial, lo que le restaría cierto interés y podría sacarnos de la película. Son pocos éstos momentos de deslucidez.